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SUCEDIÓ HOY: Napoleón murió el 5 de mayo hace 200 años en Santa Elena

El 5 de mayo de 1821, el ex emperador francés murió en el exilio – Pero, ¿quién era realmente Napoleón Bonaparte? ¿Y por qué la “cultura de la cancelación” cuestiona hoy su grandeza?

SUCEDIÓ HOY: Napoleón murió el 5 de mayo hace 200 años en Santa Elena

Hace doscientos años, Que el 5 1821, murió, en la isla de Sant'Elena, Napoleón Bonaparte. Basta mirar un mapa geográfico para darse cuenta de que desde aquella roca perdida en medio del Atlántico el emperador francés no tenía posibilidad de repetir la huida que había hecho de Elba, donde había sido confinado tras su primera caída en 1814. aquella ocasión, su regreso a Francia, desde el desembarco en adelante, había sido un viaje triunfal hacia París. Las tropas enviadas por Luis XVIII para detenerlo se pasaron a su lado.

Después de derrotarlo un Waterloo los británicos, sus enemigos implacables, no habían querido correr ningún riesgo. en Santa Helena – bajo estrecha vigilancia – Napoleón se quedó bien seis años antes de devolver el alma al "Massimo Fattor". Las leyendas han crecido en torno a su muerte, y así se han mantenido. Años después sus restos fueron repatriados con todos los honores. Los funerales, el 15 de diciembre de 1840, fueron una apoteosis. Los restos fueron enterrados en París en "Los Inválidos.

Napoleón representa en la memoria colectiva el ejemplo de Esplendor del que está imbuido el ADN de los franceses. Verdadero genio militar, su carrera estuvo acompañada de victorias que pasaron a la historia. Pero las derrotas fueron devastadoras. En 1805, en la batalla de Trafalgar, la flota inglesa, bajo el liderazgo de Horace Nelson, reconfirmó su dominio sobre los mares al infligir una derrota a la flota de Napoleón de la que nunca se recuperó. Pero el verdadero desastre fue la campaña rusa, iniciado en 1812 con un ejército de 500 hombres, de los cuales sólo 12 regresaron a casa.

Se han escrito una serie interminable de libros sobre Napoleón, se han hecho cientos de películas. Los más grandes actores de la historia del cine han dado su rostro al Emperador. Su efigie "deslumbrante en el trono" se muestra en un número no especificado de retratos y pinturas en los que se ilustran sus batallas victoriosas y las glorias de su imperio. Hasta la soledad de Santa Elena, con la mirada vuelta al horizonte infranqueable del océano.

En tiempos desafortunados de cancelar cultura incluso en Francia (aunque sin el extremismo idiota de los países anglosajones) era cuestionado, justo en vista del aniversario, la grandeza de napoleón. De hecho, los revisionistas de hoy han descubierto agua caliente. Alessandro Manzoni –“impactado y asombrado” por el anuncio de la muerte de Napoleón– ya se había hecho la pregunta crucial: “¿Fue la verdadera gloria? La posteridad juzgará". De hecho, sólo décadas, si no siglos después, es posible emitir un juicio sereno de una personalidad que trastornó el curso de "dos siglos armados unos contra otros".

El emperador de los franceses ciertamente era un belicista, responsable de la muerte y el sufrimiento de muchos soldados (¿millones?) de Francia y otros países enemigos. Fue un nepotista porque colocó a su familia en un trono (además sin recibir agradecimiento a cambio, pues muchos de ellos no dudaron en abandonarlo en desgracia). ciertamente era demasiado un machista, un abusador: actitudes consideradas hoy entre las más graves hasta el punto de llevar al descubrimiento de tumbas, profanación de estatuas, maceración de libros.

Al juzgar a los protagonistas de la historia, hay que saber distinguir entre lo que en sus actos fue hijo de su tiempo y lo que sirvió para llevar adelante –aunque entre mil contradicciones– el progreso de la humanidad. Napoleón no fue sólo el que líquido - con el Código de Napoleón desde 1805 - los residuos del feudalismo y el antiguo régimen, garantizando así el desarrollo del libre comercio y la afirmación de nuevas relaciones jurídicas entre las personas. No podemos olvidar que los principios de la Revolución Francesa, los ideales republicanos, también viajaron con los Ejércitos del Gran Corso, mientras se derrumbaban los regímenes del Absolutismo.

Sus enemigos no solo formaron coaliciones y ejércitos de campo para derrotarlo militarmente. Pero querían cancelar los sistemas que habían surgido después de sus victorias. El Congreso de Viena redibujó el mapa de Europa según los principios de la Restauración, el Legitimismo y el Absolutismo. Mientras que las primeras conjuras y sublevaciones “carbonara” fueron organizadas por personas que inspiraron su acción a los valores que los ejércitos franceses habían difundido por todo el Viejo Continente. Otro Napoleón (en este caso III) - por cierto - tuvo un papel importante en la contribución a la unificación de Italia.

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