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En Nápoles el Festival de la sostenibilidad.

La iniciativa partió ayer de Nápoles por iniciativa de AsviS y el 7 de junio también tocará Venecia, Taranto, Milán, Reggio Emilia, Siena, Udine y Parma.

En Nápoles el Festival de la sostenibilidad.

La experiencia de una cooperativa agrícola social en Calabria, en la Piana di Gioia Tauro. Un proyecto alimentario con la dieta mediterránea comisariada por la Ciudad de las Ciencias de Nápoles. La noticia de que 200 milaneses han renunciado a utilizar el coche privado en el último año. Vienen señales alentadoras del Festival sobre sostenibilidad ambiental, que comenzó ayer en Nápoles por iniciativa de AsviS. Al final de una gira que tocará otras ciudades, habrá que verificar si para 2030 "¡nadie se queda atrás!": lema del evento.

Desde ayer, la Alianza Italiana para el Desarrollo Sostenible se ha comprometido a difundir la sostenibilidad ambiental. Una buena máquina que ha reunido como socios a Enel, Unicredit, Telecom, Wind y ministros, expertos, líderes de opinión para viabilizar las metas de la Agenda 2030 de la ONU. Eso, precisamente, por el desarrollo sostenible. La esperanza de que el mundo de la sostenibilidad y el de la economía real se encuentren y caminen juntos. Era necesario hacerlo para dar confianza a millones de personas que creen en él.

Además de Nápoles, también te encuentras en Venecia, Taranto, Milán, Reggio Emilia, Siena, Udine y Parma. Una maratón hasta el 7 de junio con los 17 objetivos declarados por Naciones Unidas en el centro. No se avanza si la pobreza, la desnutrición, la salud, la educación, el acceso a los recursos no son parte de estrategias compartidas. Los esbozados por muchos países deben actualizarse. Para Italia existe la necesidad de reformular los procesos industriales y ocupacionales, de lo que han hablado Giuliano Poletti y Susanna Camusso, entre otros.

Cierta cifra, presentada ayer, ha tocado el corazón de las desigualdades: en los últimos 30 años la brecha entre ricos y pobres ha alcanzado niveles impensables. Por un lado, los desperdicios de todo tipo, por otro, la producción de bienes y servicios centralizados en pocas manos, pero que ya ni siquiera satisfacen a los beneficiarios directos. Un cambio de época en curso, ya representado con la Expo 2015. Un medio ambiente devastado que afecta directamente, así como muy negativamente, los estilos de vida, no puede ser un punto de llegada.

La invitación es, por tanto, a la política, al gobierno, al Parlamento que debe aprovechar todas las oportunidades para romper las brechas y los desequilibrios. La visión de conjunto entre sustentabilidad, nuevas formas de organización y producción de bienes, como menciona el ministro Maurizio Martina, deberá dar resultados medibles en el mediano-largo plazo. El compromiso se ha hecho. 2030 es la meta planetaria establecida por las Naciones Unidas y las conferencias internacionales. Llegar antes, sin que "nadie se quede atrás", no está prohibido.

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