Entre Italia y Alemania existe una "falta de confianza fundamental" en cuanto a la gestión de la deuda pública, debido a la incapacidad de nuestro país para "hacer los deberes para crecer más y mejor". Así lo afirmó el gobernador del Banco de Italia, Vincenzo Visco, durante una conferencia sobre el futuro de Europa organizada por ISPI en Milán.
“Lo fundamental en este momento -explicó- es la falta de confianza entre países, en particular entre nosotros y Alemania, debemos ser claros. Por supuesto, hay simpatía: es cierto que somos europeístas convencidos, Merkel y Schulz son europeístas convencidos. Pero el punto crucial es que no es de confianza. Y con razón."
La cuestión, prosiguió Visco, es que “no es posible llevar a cabo una política monetaria común en estas condiciones. Es un problema imposible de resolver si no nos comprometemos con una mentalidad diferente a la que hemos tenido hasta ahora y no dejamos de sugerir que todo es posible”.
En el momento de la entrada en el euro, recordó Visco, Italia se comprometió a reducir la ratio entre deuda pública y producto interior bruto al 60 por ciento. Ahora esa proporción es del 130 por ciento. Y, según Visco, especialmente en los diez años que precedieron a la crisis financiera, ningún gobierno italiano ha logrado implementar una política que explique la dificultad de la situación a los ciudadanos: "Si decimos que queremos bajar los impuestos para todos, esto no es sostenible".
En cuanto a Europa, “hay dificultad para abordar temas cruciales como el empleo, que faltará en los próximos años – prosiguió el número uno de Via Nazionale – porque estamos en medio de cambios de época desde el punto de vista tecnológico. Pero nadie habla de esto a nivel político. El Papa habla de ello, lo hizo ayer. Necesitamos entender si una Europa diferente es capaz de dar respuestas a estos enormes problemas que se avecinan, no solo en Italia sino también en Alemania, donde hoy hay pleno empleo”.
Visco también se pronunció sobre el futuro de la moneda única, afirmando que “la solución no es una salida ordenada del euro. La salida sería traumática, desastrosa, y depende de nosotros evitar este desastre. El liderazgo político debe ser capaz de explicar por qué y cómo".
