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Vinos de la Guía L'Espresso: 100 vinos para consumir, 100 para guardar y 100 para comprar

Barbaresco Crichet Pajè 2007, Greco di Tufo Pietra Rosa 2013 y Franciacorta Extra Brut la excelencia del año según la Guía que sale completamente revolucionada y que piensa más en el consumidor que en los especialistas

Vinos de la Guía L'Espresso: 100 vinos para consumir, 100 para guardar y 100 para comprar

Pasas la página con la Guía de “Los vinos italianos de L'Espresso” 2017. A pesar de su corta edad -nació en 2000-, la Guía, dirigida por Enzo Vizzari, se rejuvenece, junto a dos comisarios, Andrea Grignaffini y Antonio Paolini, y se renueva radicalmente: ya no es "generalista" sino "selectiva". En la era de Twitter, de la cultura social, de los nuevos lenguajes sintéticos que caracterizan la comunicación de los jóvenes, de la información imprescindible, la Guía se adapta. Abandona el viejo disfraz tradicional y apunta al consumidor más que a los expertos del sector (que no necesitan tanto guías). Pero va mucho más allá. No más clasificaciones y votaciones. “Nos dimos cuenta –dice Paolini– que la calidad media de los vinos ha crecido mucho, la conciencia y la habilidad técnica se han convertido en un patrimonio generalizado: hoy es difícil encontrar un mal vino en tal situación, entre las decenas de botellas que hay. hubiera sido infinitesimal: un tema apasionante para los de adentro, quizás, pero no para los que van a la tienda de vinos”.

La Guía 2017 supone una revolución en la forma de acercarse al vino al dirigirse a un consumidor que ahora se considera maduro para realizar sus elecciones en torno al vino con mayor conciencia y satisfacción. La escena del vino italiano propuesta en esta guía se reduce considerablemente: la atención de sus lectores se centra en un año de sensaciones guiadas. No más miles de recomendaciones, sino una selección de cien excelencias por sector como diciendo: tenemos un año por delante, viajemos juntos para descubrir los sabores sensoriales de uno de nuestros productos de excelencia que está conquistando los mercados mundiales pero que es aún poco conocido o al menos, no es apreciado en casa como se debe y se merece. Así, la Guía 2017 pone su lupa en tres categorías que constituyen una elección ponderada tanto profesional como editorial: tres clasificaciones distintas ordenadas por valor, pero sin puntuación: los "100 vinos para beber inmediatamente", vinos importantes y excelentes, que pueden ser descorchado inmediatamente; los "100 vinos para guardar", es decir, aquellos destinados a afinarse y mejorar con el tiempo; y, muy útiles para el bolsillo de los consumidores en tiempos de crisis, los “100 vinos para comprar”, o más bien etiquetas que, por la excelente relación entre calidad intrínseca y precio de mercado, representan la mejor ecuación costo-beneficio.

Y ya observando los primeros lugares en la categoría de vinos de consumo inmediato, la elección editorial es inmediatamente perceptible: el Barbaresco Crichët Pajé 2007 I Paglieri di Roagna (cuesta 600 euros), se acompaña de un blanco, el Greco di Tufo Pietra Rosa. 2013 de la casa Di Prisco, que con sus 15 euros es apto para todos los bolsillos seguido a su vez de un espumoso para ocasiones especiales, el Franciacorta Extra Brut Vittorio Moretti Riserva Meraviglioso di Bellavista por el que hay que gastar más de 500 euros.

Pero sobre todo los redactores de la Guía en este recorrido por la bota pretenden señalar a los lectores las zonas geográficas de producción que merecen una atención especial. Partiendo de la consideración de que más allá de los grandes monstruos sagrados de la enología italiana, como los grandes toscanos, el Bolgheri, el Brunelli y el Barolo Riserva 2010, que están en los altares y permanecerán allí por mucho tiempo, también aspiran otras realidades productivas. al protagonismo aspiran a colocarse entre los vinos de excelencia de la tradición italiana como algunos vinos de Cerdeña, con sus destacadas denominaciones: Cannonau, Carignano del Sulcis, Malvasia di Bosa, Vermentino di Gallura que representan la verdadera sorpresa de este año; de Abruzzo que crece desde hace años en calidad, con sus Montepulcianos más famosos como el elaborado por la empresa Valentini, (vinos de 300 euros) que durante seis años no se introdujo en el mercado porque el fabricante consideró que no estaba a la altura del nombre, pero también con algunas bodegas menores tanto blancas como Trebbiano o tintas como Cerasuoli; de Campania con su Taurasi y aquí cabe mencionar el Poliphemo 2012 de Luigi Tecce, que ocupa el primer lugar en el ranking de los 100 vinos a conservar, superando a los vinos de estirpe noble piamontesa y toscana a un precio de 45 euros muy por debajo de sus competidores nórdicos; de las Marchas que se presentan con un Verdicchio di Matelica 2015 de Fabio Marchionni que desde hace años mantiene una producción bastante limitada para no distorsionarla, ya precios muy moderados.

Pero sobre todo es Sicilia, y en particular la zona del Etna, la gran revelación de la última década, no sólo por los vinos sino también por el aceite de gran calidad. Cabe mencionar en este caso el Nero d'Avola cultivado en la zona de Pachino, el Frappato de Ragusa, el Cerasuolo Grotte Alte de Arianna Occhipinti, la mujer natural del vino que ha prohibido en sus cultivos cualquier corrector químico y herbicida y que exporta 50 países del mundo, Etna Rosso 'A Rina 2014 de Russo Girolamo y Etna Rosso 2015 de Pietradolce.

El núcleo central de la Guía está entonces dedicado a los mejores vinos de las denominaciones más importantes (aparecen 120) ordenados por región, cada uno introducido por un mapa que destaca las principales denominaciones de origen. Y aquí también tenemos otra revolución. En Italia hay más de 400, demasiados para los editores de la Guía, acaban siendo engañosos para el consumidor. Una sugerencia para instituciones, consorcios y productores: en un momento en que nos estamos enfocando fuertemente en las exportaciones, reforzando nuestras cuotas de mercado en mercados rentables como Estados Unidos o aterrizando en prometedores mercados asiáticos y sobre todo chinos, un poco de claridad no viene mal.

Evidentemente se ha mantenido el apartado dedicado a las Empresas: presentadas por orden alfabético, sólo aparecen las que firman los vinos presentes en las tres clasificaciones. Otra indicación útil para el consumidor pero también… para causar una buena impresión con los invitados, es el último apartado de la Guía dedicado a la conservación, el servicio, los maridajes, con un glosario imprescindible para quienes se acercan al vino con curiosidad y quieren saber más.

En definitiva, la operación que se intenta es acercar el mercado al consumidor y viceversa. Y no es casualidad que habiendo incluido un Brunello di Montalcino o un Barolo en el apartado de “100 vinos para comprar” para la correcta relación costo/calidad eligiendo productos que se encuentren dentro de una gama económicamente asequible, aunque en términos de calidad estén muy cerca de los del mercado de gama alta, es una clara indicación del servicio que el nuevo L'Espresso Guía quiere rendir a los amantes del vino.

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