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Vacunas, el Nobel Kremer: "Esto es lo que valen para el PIB"

En su intervención en el Festival de Economía de Trento, Michael Kremer (galardonado con el premio en 2019) argumenta que la clave para aumentar la capacidad productiva es una mayor inversión pública: “El beneficio para la economía global sería cercano a los 20 billones de dólares y los países pobres”

Vacunas, el Nobel Kremer: "Esto es lo que valen para el PIB"

¿Cuál es el beneficio económico de una vacuna? La pregunta la hizo el economista estadounidense Michael Kremer, premio Nobel en 2019 y autor de un estudio que, si bien profundiza en una disciplina que no es la suya (la investigación científica), señala la necesidad de crear un mercado real de vacunas, sustentado como en la medida de lo posible con financiación pública. Incluso más de lo que ya se ha hecho con el Covid: gracias a la inversión pública, la vacuna se encontró y produjo en solo 10 meses, cuando generalmente lleva años, si no décadas. “En octubre de 2020 –explicó Kremer, invitado al Festival de Economía de Trento– pocos habrían apostado por ello: una encuesta realizada entre expertos internacionales daba un 2% de probabilidad de producir una vacuna anti-Covid a finales de año y pronosticaba un máximo de 115 millones de dosis producidas en todo el mundo para 2021. Está claro que nos ha ido mucho mejor”.

Las razones de este éxito son varias y las ilustra el microbiólogo italiano Rino Rappuoli, director científico y jefe de investigación y desarrollo externo de GlaxoSmithKline Vaccines of Siena: "Mientras tanto, la vacuna era relativamente fácil de producir, a diferencia de la del VIH, que aún no se produce". No tengo una vacuna. Luego, porque ya disponíamos de las tecnologías necesarias: el ARN no es algo nuevo, llevamos hablando de él desde 2008. Y también hemos conseguido superar las dificultades de la conservación, que debe hacerse a temperaturas muy bajas. Finalmente, los vectores virales ya habían sido identificados durante la epidemia de ébola”. Pero volviendo al aspecto económico, Kremer parte de algunos datos: “Desde que comenzó la pandemia, el Fondo Monetario Internacional estima una pérdida del PIB global de 12 billones de dólares, por lo tanto 500 mil millones al mes”. Según sus cálculos, con 3 millones de ciclos de vacunación (por tanto no de dosis, que a veces son dos para completar el ciclo) producidos cada año el beneficio sería de 8,7 billones solo para el PIB global, pero 17,4 billones considerando las consecuencias generales.

“Esto –afirma el economista estadounidense– significa que cada ciclo de vacunación, con una producción de 3 mil millones cada año, tiene un valor social de no menos de 5.800 dólares por ciclo. Eso es mucho más que el precio que actualmente pagan los gobiernos por la compra de vacunas, cuyo costo se incluye en un rango entre 6 y 40 dólares”. ¿Significa esto que las vacunas deberían pagarse más? no, pero que valdría la pena invertir mucho más dinero producir más y, en consecuencia, aumentar no solo el número de vidas humanas salvadas, sino también los impactos positivos en la economía. Según Kremer, de hecho, a las tasas de administración actuales (y nuevamente dada una producción de 3 mil millones de ciclos por año), se necesitan entre 70 y 11 meses para cubrir el 12% de la población de los países más ricos, mientras que se necesitarían casi dos años para cubrir el 70% de la población mundial. “Al aumentar los ciclos producidos cada año a 5 mil millones –explica el premio Nobel en Trento– el impacto beneficioso en la economía mundial sería cercano a los 20 billones y el tiempo necesario para cubrir al 70% de la población se reduciría drásticamente”.

Los países avanzados tendrían la ventaja, ya que lo harían en menos de 8 meses, pero como consecuencia todo el planeta alcanzaría inmunidad colectiva en menos de 15 meses. "Incluso aumentar la capacidad de producción en solo mil millones de ciclos aceleraría la inmunización masiva hasta en 4 meses, lo que podría aumentar el beneficio económico de un solo ciclo en casi $ 1.000". Sobre el Covid ya se ha hecho todo lo posible y mucho más rápido de lo esperado, pero la lección de Kremer está orientada sobre todo a la memoria futura: "Debemos estar preparados para una posible próxima pandemia, creando un mercado de vacunas real, con más capacidad de producción pero también más capacidad de almacenamiento y la organización de fábricas de reserva para vacunas. Para ello se necesitan muchos más incentivos públicos, pero también hay que garantizar el acceso a las patentes. Hay que evitar los monopolios y por eso el modelo que se usa para el Covid, el de la contratación anticipada, también puede estar bien”.

Ya en el pasado reciente, recuerda Kremer, los países occidentales habían acordado hacer un esfuerzo extra para apoyar la investigación de tratamientos para el neumococo: "Italia, que en ese momento presidía el G8, estaba liderando esta batalla: se le asignaron 1,5 millones de dólares y el resultado fue la producción de 3 vacunas, con se estima que se salvaron 700.000 vidas“. Quizás la intervención pública podría ayudar a desbloquear incluso aquellas situaciones que se arrastran desde hace décadas, como el VIH, la malaria, la tuberculosis. Son enfermedades presentes solo en África o en todo caso en los países más pobres, por lo que no representan un mercado sostenible (¿o rentable?) para la investigación farmacéutica: “Aumentar la capacidad de producción de vacunas con dinero público también significa debilitar nacionalismos y populismos” .

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