El temor a una parálisis federal en Estados Unidos se ha convertido en certeza a la medianoche, las 6 de la mañana en Italia, cuando el cierre ha comenzado, el cierre parcial de las agencias federales. Es la primera vez que esto sucede desde 1996, cuando Bill Clinton estaba en el cargo. El acuerdo, como había aparecido claro desde la tarde americana en que el Senado había rechazado el texto previamente aprobado por la Cámara, no se encontró ni por la noche, cuando tras una serie de votaciones los republicanos desistieron de intentar de nuevo aprobar el texto. Ya bloqueado varias veces.
Por ello, minutos antes de la medianoche, la Oficina de Gerencia y Presupuesto de la Casa Blanca emitió una nota dirigida a las agencias federales para solicitar el inicio de trámites para “la ejecución de planes para suspender sus actividades de manera ordenada” y al presidente Barack Obama. firmó un proyecto de ley que garantiza que los militares en servicio activo del Ejército y la Guardia Costera continúen cobrando incluso durante el cierre.
"Estamos poniendo en peligro el bienestar de los estadounidenses y esto no debe suceder, el cierre es completamente evitable", dijo el presidente desde la Casa Blanca, subrayando que la parálisis federal "pondrá una llave en el funcionamiento de la economía estadounidense y inmediatamente un impacto real en las personas”.
El punto en el que demócratas y republicanos no pueden ponerse de acuerdo es el Obamacare: el partido del presidente quiere que se apruebe un presupuesto 'limpio', sin enmiendas en otros temas, los opositores quieren que se incluyan cláusulas que pospongan al menos un año la implementación del reforma pro salud, o por lo menos algunas partes de ella. “Siempre estoy dispuesto a trabajar para mejorar la reforma del sistema de salud”, dijo Obama, explicando, sin embargo, que Obamacare no debería ser el punto de partida para “exigir un rescate”.
