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Türkiye y Líbano: qué sucede cuando la moneda es débil

Si bien la moneda turca es particularmente vulnerable a los cambios en las condiciones de liquidez en los mercados emergentes, el Líbano se ve afectado por la deuda externa y la alta dependencia del flujo de depósitos en moneda extranjera a corto plazo de los no residentes.

Türkiye y Líbano: qué sucede cuando la moneda es débil
A pesar de las políticas monetarias y fiscales expansivas, la dinámica de la economía turca se desaceleró significativamente el año pasado y los indicadores futuros apuntan a una debilidad persistente en las actividades de producción y la demanda. Según estimaciones preliminares publicadas por Centro de Estudios e Investigaciones Intesa Sanpaolo, el PIB creció un 2,4% en el conjunto de 2016 frente al +6% registrado el año anterior, mientras que las últimas previsiones de los analistas indican un crecimiento del 2,7% durante este año.

En 2016, la tendencia de la inflación se mantuvo muy por encima de la meta de mediano plazo de 5% del Banco Central, cerrando el año en 8,5%, con una tendencia ascendente a 9,2% en enero del año pasado. Estos impulsos deberían desaparecer en junio, con una inflación estimada en torno al 8% a finales de año. En este escenario, La moneda de Turquía demuestra ser particularmente vulnerable a los cambios en las condiciones de liquidez y la propensión a invertir en los mercados emergentes. En 2016, la lira turca perdió una quinta parte de su valor frente al dólar, alcanzando los 3,50 TRY: 1 USD. Las presiones a la depreciación continuaron a principios de año y luego se redujeron parcialmente durante el mes de marzo.

En 2016 el déficit corriente se mantuvo sustancialmente sin cambios (en 32,6 millones de dólares, equivalente al 3,9% del PIB), donde la contracción del déficit comercial se vio compensada por la disminución de los ingresos por turismo. Durante el mismo período, el superávit de la cuenta financiera pasó de 10,1 millones a 22,3 millones gracias a la recuperación de la inversión extranjera de cartera en el país que más que compensó la desaceleración de la IED. En el cuarto trimestre, sin embargo, los inversionistas extranjeros redujeron su posición de cartera en el país, contribuyendo a la caída del tipo de cambio observada en las últimas semanas de 2016 y principios de 2017. A finales de 2016, las reservas de divisas ascendían a 90,6 178 millones, equivalentes a poco menos de la mitad de las necesidades de financiación externa estimadas de 2017 XNUMX millones en XNUMX. A finales de noviembre de 2016, el stock de reservas de divisas estaba alrededor de un 10% por debajo del valor considerado óptimo por los análisis del FMI. Además, en 2016 el déficit público como ratio del PIB fue del 1,1%, mientras que la deuda pública como ratio se estimó en el 30% en el mismo período.

Moody's y Fitch, respectivamente el pasado mes de septiembre y el pasado enero, quitaron la calificación de grado de inversión del país, elevando la calificación respectivamente de Baa3 a Baa1 y de BBB- a BB+. También en enero, S&P, que ya consideraba a Turquía como una inversión especulativa, introdujo una perspectiva negativa para su calificación BB+.

Al mismo tiempo, en el vecino Líbano Banco central estimó una tasa de crecimiento de entre 2016% y 1,5% para la economía del país en 2, en línea con las previsiones de Fitch (por debajo del 2%) y Moody's (1,7%) y acelerando frente al 1% estimado el año anterior, con el consumo esperado confirmado como el componente más sostenido del PIB, mientras que el alto costo del dinero y las tensiones regionales están frenando la propensión a invertir. Aquí entonces está eso Se espera que el crecimiento del PIB se acelere por encima del 2 % este año y alrededor del 3 % en 2018.

En 2016, la tasa de inflación media registró un nuevo descenso, aunque más contenido que el de 2015 (-0,9% frente al -3,8%). Sin embargo, a partir de septiembre pasado, los precios al consumidor volvieron a crecer, después de dos años, de manera tendencial, tanto que a fines de diciembre de 2016 la tasa de inflación tendencial fue de 3,1%. Durante este año se espera que la tasa promedio sea de 2,6%. Y dado el gran diferencial frente a las tasas del dólar y las altas tasas reales, el Banco Central del Líbano en los últimos dos años no ha seguido los movimientos de Reserva Federal, manteniendo la tasa de depósito sin cambios en torno al 6%. El año pasado, continuando una tendencia que comenzó en la segunda mitad de 2014, el tipo de cambio nominal efectivo se apreció pisando los talones al dólar (desde 1999, la libra libanesa se ha mantenido dentro de una estrecha banda de fluctuación de LBP 1.501-1.514 por 1 dólar). ) mientras que el tipo de cambio real efectivo se depreció hasta alinearlo con su valor de equilibrio.

Según estimaciones del FMI, en 2016 el déficit público pasó del 7,3% al 7,9% del PIB. El superávit primario cayó a 1,1% del PIB, desde 1,4% en 2015, mientras que a finales de 2016 la deuda pública equivalía al 144% del PIB (38% del PIB la parte en moneda). La balanza de pagos registra un importante déficit corriente (en promedio igual al 16% en la década 2006-2015) debido a la parte comercial, mientras que las cuentas de "servicios" y "transferencias" muestran un superávit gracias respectivamente a los ingresos del turismo y de los trabajadores. Las remesas emigraron. Sucesivamente, la cuenta financiera muestra un gran superávit estructural, gracias al flujo de depósitos e inversiones directas del exterior y las reservas de divisas garantizan una amplia cobertura del requerimiento. Sin embargo, el alto dependencia del flujo de depósitos en divisas a corto plazo de no residentes, por su naturaleza extremadamente volátiles y altamente dependientes de la percepción de riesgo país, y la cuantiosa deuda externa representan una condición de extrema fragilidad de la posición financiera externa. Por lo tanto, la deuda soberana en moneda extranjera es considerada una inversión altamente especulativa por las tres principales agencias calificadoras (B- para S&P y Fitch, B2 para Moody's).

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