Dos fracasos si no hacen que se acerque un derrumbe: el miércoles el Galibier, ayer el Izoard, las dos míticas colinas alpinas del Tour apagaron los sueños de Fabio Aru del maillot amarillo y también del podio. Fue una rendición lenta, dolorosa, inevitable la del sardo, que ya no tenía ni piernas ni compañeros -pero esto no es una novedad de ayer- cuando la carretera se adentraba en el impresionante escenario de la Casse Deserte, un trozo de paisaje lunar donado al ciclismo para escribir sus más bellas leyendas. El primer hoyo, a tres cuartos de la subida, fue creado por el tiro de Romain Bardet entre los grandes nombres: un movimiento esperado que no sorprendió a Froome ni a Uran, pero que inmediatamente hizo perder velocidad a Aru.
El italiano intentó reaccionar pero ya no alcanzó a sus tres rivales que aseguraron el podio en el último y duro km del Izoard, expulsando definitivamente al líder del Astana con el maillot tricolor. Una vez eliminado Aru, Bardet y Uran no pudieron preocupar al maillot amarillo. Efectivamente fue Froome, después de haber enviado a Landa a reconocer, para atacar balanceando las piernas como solo él sabe hacer: podría haber sido la solución final del Tour haciendo completamente inútil la contrarreloj de Marsella, pero esta vez Bardet y Supo colgar el maillot amarillo Uran que con Landa perseguía a los dos líderes: Atapuma - superviviente de la fuga de una cincuentena de corredores nacidos antes de la Cote des Demoiselle Coiffées y rozados por Vars que buscaba un éxito de prestigio el día de la la fiesta nacional de Colombia- y Barguil que fue el más rápido y vivo en perseguirlo haciendo honor a su maillot blanco con lunares rojos como líder de los escaladores.
Detrás solo tiros y escaramuzas que no molestaron a Froome que ve cada vez más cerca el cuarto éxito en el Tour, solo sirvieron para lastrar el hueco de Aru que, ante la falta de compañeros -el último en rendirse- fue el kazajo Lutsenko enviado al ataque. el Vars y luego encerrado en el medio Izoard sin ningún uso para el italiano -buscaba desesperadamente alianzas ocasionales: con él también estaba Quintana que, sin embargo, es más una carga que una ayuda estos días-. Frente a Warren Barguil, hizo gala de su clase de grimpeur agarrando y dejando a Atapuma que se consoló precediendo, como en un sprint alto, a Bardet y Froome y Landa que le había alcanzado.
Para el francés, un triunfo que repite el de Foix y que le candidata a ser protagonista en la carrera por el maillot amarillo en los próximos Tours. Un éxito histórico porque el Izoard es la montaña ligada a los grandes nombres del ciclismo: por ella pasaron primeros y solitarios campeones como Coppi y Merckx, aquí arriba en 1953 construyó el éxito en su primer Tour Louison liberando a los franceses de la pesadilla de Dominio italiano (con Bartali en 1948 3 con Coppi en 1949 y 1952) y suizo (Kubler en 1950 y Koblet al año siguiente). Ahora los franceses con un Barguil de este tamaño sienten más cerca el día en el que volver a ganar el Tour, que no ve a un transalpino con el maillot amarillo en París desde 1985.
Y para consolar sus esperanzas también está Bardet, que ayer superó a Froome en el sprint y adelantó a Uran por 2" y se ganó una bonificación de 4", lo justo para reducir la diferencia con el maillot amarillo a 23" y asegurarse el segundo puesto sin cohabitar más con Uran ahora tercero a 29” de Froome, pero que en la contrarreloj pudo anular el pequeño resultado decidido por Izoard a favor de Bardet. Al fin y al cabo, Froome también considera al colombiano, excelente contrarrelojista, el último obstáculo posible para su cuarto triunfo amarillo. Aru, que acababa 13º a 1'22 de Barguil, precedido también por Contador y de Quintana, se deslizaba hasta la quinta posición de la clasificación, superado también por Landa.