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Taxi, una ley contra las huelgas salvajes

El acuerdo entre el Gobierno y los taxistas no borra la urgencia de una ley que regule claramente las modalidades (y las posibles sanciones) de las huelgas en los servicios públicos porque es inaceptable que, más allá del fondo de las disputas, una categoría considere chequear a los más débiles ciudadanos por días y días.

Taxi, una ley contra las huelgas salvajes

El hecho de que entre Tanto el gobierno como los taxistas se han reunido acuerdo no hace menos urgente una reflexión sobre lo sucedido. La huelga salvaje e indefinida de los taxistas (en este contexto poco importa establecer si se trata de trabajadores en general o de pequeños empresarios), que duró cinco días, vuelve a plantear la "vexata quaestio" de la regulación de la huelga en los servicios públicos.

En otras ocasiones hubo inmediatamente una fuerte reacción de los medios y se abrió un debate, esta vez los comentaristas se movieron con cierto retraso, quizás ya acostumbrados o distraídos por hechos políticos que parecen más urgentes porque son capaces de socavar la estabilidad de el pueblo La ciudadanía ha aguantado con espíritu de resignación, quién sabe cuáles serán las consecuencias (si las hay) en las designaciones electorales.

La cuestión es muy grave porque, independientemente de los méritos, la solución de los conflictos que inevitablemente se presentan en una sociedad compleja que no sólo sufre los efectos de la globalización, sino más aún, la difusión de nuevas tecnologías que tienen un profundo efecto en la estructuras tradicionales de actividades productivas y de servicios y, si no se rigen, traumatizan el mercado laboral.

En el caso que nos ocupa no nos encontramos ante, al menos en nuestro país, hipótesis factibles a corto plazo que pongan a disposición taxis sin conductor impulsados ​​por robots, pero no es poca cosa el hecho de que se están realizando importantes estudios experimentales.

El fuerte poder de negociación que tiene esta categoría (aunque no sea el único) es capaz de trastornar la vida de las grandes ciudades. Llama la atención que en los últimos días no sólo hemos sido testigos de actos de violencia e intimidación sino que la supuesta garantía para los ancianos, los discapacitados, los enfermos ha resultado ser poco más que una declaración propagandística encomendada al sentido común cívico de una número limitado de taxistas.

La definición de las reglas para el ejercicio del derecho de huelga (un derecho individual pero ejercido colectivamente) los servicios públicos no pueden quedar en una hoja en blanco que nunca se escribe. Estas normas ciertamente pueden estar precedidas por códigos de autorregulación o acuerdos intersindicales, pero luego deben convertirse en una verdadera ley, como dice "la Constitución más hermosa del mundo" y prever no solo los métodos de convocatoria y realización de huelgas. pero también sanciones en caso de violación de las reglas. 

Hoy la única herramienta eficaz es el precepto del Prefecto, pero no siempre es fácil de aplicar. La necesidad de normas efectivas para regular el ejercicio del derecho de huelga en todo el sistema de servicios públicos es independiente del fondo de las reclamaciones o de un conflicto existente y debe aplicarse tanto a los taxistas como a otras categorías de trabajadores y empresas. . Lamentablemente, en el pasado, demasiadas categorías han hundido el cuchillo del chantaje electoral en la manteca de gobiernos y administraciones locales débiles y resignados. Pero si es cierto el análisis de que estas crisis tienen un origen estructural, esto es aún más inaceptable tanto porque son los ciudadanos más débiles los que pagan el precio, como porque se agrava la ingobernabilidad del país. No nos damos cuenta de que incluso las luchas corporativas legítimas corren el riesgo de estrellarse contra la pared de un proceso de transformación imparable.

Los taxistas tienen muchas razones pero también algunos (graves) errores. Si el mundo cambia hay que gobernar el cambio, al fin y al cabo son los propios taxistas los que piden normas contra la competencia desleal. Tienen toda la razón cuando denuncian la evasión fiscal de Uber, pero ¿y la negativa a aceptar la emisión del comprobante fiscal? Después de todo, la disciplina de la huelga es también una regla que no puede rechazarse en principio. El micro mundo de los taxistas experimenta contradicciones e inquietudes que deben afrontarse con equilibrio y determinación. El punto débil está en las instituciones a todos los niveles llamadas a rendir cuentas no sólo del buen gobierno sino también de la capacidad de construir el futuro. Acusamos a Europa de atacarnos con actitud "contable" cuando pide un ajuste de las cuentas del 0,2% del PIB. Pero podemos responder con reformas efectivas para mejorar la bajo grado de competencia en los servicios ¿Cuál constituye una de las causas de los modestos niveles de crecimiento de nuestro país?

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