comparte

El desafío Edimburgo-Londres se juega en el petróleo del Mar del Norte, pero los campos están en declive

Los ingresos por impuestos sobre el petróleo y el gas se han reducido casi a la mitad desde hace 10 años. Para un país pequeño y escasamente poblado como Escocia, todavía pueden aportar el 20% de la riqueza nacional. Pero sin una reforma legislativa, los impuestos sobre las ganancias de las grandes, desde BP hasta Exxon, corren el riesgo de quedarse en Londres. Las opiniones de Tabarelli y Colitti.

El desafío Edimburgo-Londres se juega en el petróleo del Mar del Norte, pero los campos están en declive

Petróleo, gas, libras esterlinas y coronas. Las implicaciones del desafío entre Escocia e Inglaterra son enormes. ¿Ganarán más los escoceses (1.400 libras esterlinas al año, como afirma el Tesoro) si se quedan en el Reino Unido o se marcharán (1.000 libras esterlinas al año), como afirman los separatistas? Economistas de primera están metidos en la disputa pero la BBC ya ha decidido: "Es prácticamente imposible -descartó la histórica emisora- saber cuál de los dos datos es el correcto" ya que se trata de previsiones a largo plazo (20 años), susceptibles a los cambios en el progreso del trabajo. 

Ciertamente, el eje de todo debate con vistas al referéndum del 18 de septiembre gira en torno a los ingresos petroleros de los yacimientos del Mar del Norte. Pero abre muchas otras incógnitas: la cuestión del dinero y la deuda pública; el destino del estado del bienestar a partir de las pensiones. Y todo esto seguiría siendo secundario frente al trauma político de la fragmentación de uno de los estados más antiguos de Europa y de los más importantes del mundo, nos guste o no.

Alex Salmond, primer ministro escocés y líder independentista, defiende así que con la victoria en el referéndum Escocia (5,3 millones de habitantes, el 8,3% del Reino Unido) será más rica. De hecho, tiene un preciado tesoro al alcance de tus manos: las reservas de petróleo del Mar del Norte. Se trata del famoso Brent, el crudo de referencia sobre el que se cotiza el 60% del petróleo mundial, actualmente en torno a los 100 dólares el barril. 

Todos los recursos que Londres perdería tras un cambio en la legislación que se hace necesario por el hecho de que hoy el impuesto sobre los beneficios del Mar del Norte se aplica a la renta empresarial (impuesto de sociedades e impuesto sobre la renta del petróleo) y ya no a las regalías abolidas en 2002. Sin legislación cambios, sobre los que no se pueden excluir disputas, las ganancias de las distintas grandes (BP, Shell, Exxon, Eni, etc.), todas con sede en Inglaterra, seguirían fluyendo hacia Londres. 

Pero, observa Davide Tabarelli, presidente de Nomisma Energia, “si ese es el objetivo, entonces Edimburgo debería haberlo pensado hace al menos diez años: el Reino Unido recaudaba 15 mil millones al año entre impuestos y derechos petroleros, que hoy se reducen a poco más de 8 mil millones. Con la separación de Londres, 6-7 podría irse a Escocia”. 

Este es el panorama actual: la producción de petróleo crudo se ha reducido de 3 millones en la década de 90 a 840.000 barriles/día. En cuanto al gas, en cambio, la producción se redujo a la mitad respecto a 2003, hasta los 57 millones de metros cúbicos. Cifras destinadas a la disminución por la lenta caída de los yacimientos. 

“Recaudar los ingresos del petróleo –observa Marcello Colitti, economista y exgerente de Eni desde la época de Enrico Mattei– seguiría siendo una ganga para los escoceses porque el país es pequeño, con pocos habitantes. Si gana el no a la Unión, el 20% de la riqueza de Escocia podría provenir de los hidrocarburos. Pero no es solo la economía lo que cuenta, toda la gran cultura y las universidades se encuentran en el sur del Reino Unido, al igual que la industria manufacturera. Inglaterra es un país rico, Escocia no lo es”.

Revisión