España se sumerge en un nuevo caos político. Seis meses después de la moción de censura al expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y de la llegada del socialista Pedro Sánchez a la Moncloa, Madrid se encamina hacia elecciones anticipadas.
Las Cortes rechazaron los presupuestos del Estado presentados por el presidente del Gobierno con 191 votos a favor de la enmienda que rechaza las cuentas de 2019. 158 "no".
Para condenar al gobierno socialista fueron los independentistas catalanes. Mientras avanza el juicio contra los dirigentes que impulsaron el referéndum ilegítimo de 2017, el Presupuesto ha llegado al Congreso. Un paralelo que le costó muy caro al Ejecutivo, obligado a sufrir un durísimo rechazo a la ley de Presupuestos de 2019 que supuso el final de la legislatura.
Para entender lo que pasó, primero debemos analizar algunos números. Sánchez está (o quizás sea mejor decir que estaba) al frente de un gobierno minoritario, pudiéndose contabilizar sólo 84 de los 350 diputados en ejercicio. A pesar del apoyo de Podemos, y dando por sentado el No del centro-derecha, para aprobar la Ley de Presupuestos -la entidad financiera más de izquierda de la historia de España – Se necesitaban los votos de los dos partidos independentistas catalanes ERC y PDeCAT, con los que Sánchez había intentado un acercamiento durante los meses anteriores.
A finales de enero, sin embargo, los separatistas colocaron al Gobierno ante un dilema, volviendo a la carga sobre la autodeterminación catalana. Sin embargo, la solicitud despertó una dura reacción de la vicepresidenta Carmen Calvo y del propio Pedro Sánchez que escribió en Twitter: “La independencia de Cataluña tampoco es constitucional, ni solicitado por la mayoría de los catalanes. La mayoría está del lado del autogobierno. Esto es, con la convivencia, el diálogo y la Constitución. Siempre lo he defendido tanto en la oposición como ahora en el gobierno”.
Más perentoria aún fue la respuesta de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. “¿No será que la independencia y la derecha viven mejor en la confrontación que en las soluciones? Los separatistas soñaron que el gobierno aceptaría lo inaceptable a cambio de su apoyo. ¡Estaban muy equivocados!".
Por tanto, es fácil entender cómo se produjo el voto en contra de ERC y PDeCAT a la Ley de Hacienda. A estas alturas de Madrid ya estamos pensando en fecha más temprana para votar: según algunas fuentes citadas por Reuters, las elecciones podrían celebrarse ya en abril, entre el 14 y el 28. La estrategia de Sánchez podría ser acudir a las votaciones cuanto antes para movilizar al electorado de izquierdas ante la amenaza de llegar al poder de la derecha
