Los líderes europeos tienen tres meses para convencer a Alemania de que la UE es un objeto fantástico. Pero si dentro de este plazo no logran convencer a la canciller alemana y al Bundesbank de hacer un compromiso más contundente capaz de revertir la tendencia de la crisis, se corre el riesgo de que la Unión Europea se desmorone de manera desordenada. Y el euro con ella. Esta es la predicción del multimillonario Georges Soros, recordado por la mayoría como el hombre que especuló con la lira en 1992 y que derrotó al Banco de Inglaterra más que por su reciente avance filantrópico en ayuda humanitaria. Sin duda, era uno de los invitados más esperados del Festival de Economía que, como cada año, reúne durante cuatro días en Trento a economistas y premios Nobel de todo el mundo.
Soros, a pesar de sus 81 años, sigue involucrándose y plantea un replanteamiento radical de la economía. En su opinión, la crisis de 2007-2008 demostró que la teoría económica está equivocada en sus fundamentos: “Necesitamos abandonar la idea de que los modelos universales pueden predecir el futuro”. La economía no es una ciencia natural y no puede fijarse los mismos objetivos que la física de Newton. Los mercados son inciertos y en gran medida impredecibles por dos simples razones: la falibilidad y la reflexividad del hombre. A diferencia de lo que teorizan los economistas de la corriente principal, que creen ser científicos de la naturaleza y no del hombre, los participantes del mercado y la situación en la que se encuentran actuando se determinan mutuamente. “La realidad no se da, no es algo que exista de forma independiente. Karl Popper me enseñó esto: la interpretación de la realidad casi nunca corresponde a la realidad misma”. Y muy a menudo se crean divergencias entre las expectativas de los actores y lo que luego ocurre.
La crisis del euro es un ejemplo de ello. Los líderes fueron incapaces de controlar los desequilibrios que crecían entre acreedores y deudores. “Los países acreedores están trasladando todos los problemas a los países deudores sin responsabilizarse de los desequilibrios que habían creado”. Y Europa, como América Latina en los años 80, "corre el peligro de vivir una década perdida".
Según Soros, sí hubo una burbuja, pero no financiera, sino política. “La propia UE es una burbuja”. El problema es que “la crisis europea amenaza con hacer estallar al euro con ella”. Pero hay que resolverlo con política. Es evidente que gran parte del destino de Europa está ligado al camino que tomará Grecia el 17 de junio. "Espero que los griegos estén lo suficientemente asustados como para preferir un gobierno a favor del rescate". Pero el destino de la UE está en manos de Alemania, porque es el único que no quiere permitirse una mayor cohesión política.
Pero si la política es la causa latente, hay otras dos causas explícitas: la crisis del sector bancario y la disminución de la competitividad de la zona. “Las autoridades europeas tienen una ventana de 3 meses para implementar medidas extraordinarias para revertir el curso. Medidas que deben cumplir con los tratados, tal como son". Ya habrá tiempo de reformarlos más adelante. Y estas medidas extraordinarias deben afectar principalmente al sector bancario.: "Las entidades de crédito deben tener un fondo de garantía común y deben poder ser financiadas directamente por el MEDE”. Según Soros, estas medidas devolverían la confianza a los inversores.
"Pero se necesita el apoyo del Bundesbank y del gobierno de Alemania". La prensa anuncia que en la próxima cumbre europea (28-29 de junio) “los líderes comunitarios propondrán reformas que garanticen las reformas mínimas que no son suficientes para cambiar la tendencia a largo plazo. En cambio, se necesita un compromiso convincente de las autoridades europeas.”. La predicción de Soros es clara: tres meses y los mercados perderán la fe en la UE. “Estamos en un punto de inflexión. Pasada la ventana de tres meses, los mercados seguirán pidiendo más y las autoridades ya no podrán dárselo”.
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