Tronó tanto que… no llovió. El Roma-Inter prometía goles y diversión, en cambio terminó con un 0-0 que de poco sirve a ambos. Son los giallorossi en particular los que se comen las manos, porque si la Juve ganara esta noche en San Siro, el gol del Scudetto se convertiría en una quimera. El Inter sonríe más, al menos tranquilizado por el punto en el Olímpico, el cuarto resultado útil consecutivo. Para ascender en la clasificación, sin embargo, se necesita más, mucho más y Mazzarri tendrá que intentar acelerar lo antes posible.
García cruza los dedos y espera que le llegue un regalo del Milán, pero el estado físico de su Roma, a una semana del partido de ida en Nápoles, deja perplejo a más de uno. Estaba claro que no iba a ser una noche fácil desde el día anterior. Renunciar a Totti y Maicon y encontrar magullados a Florenzi y Pjanic no presagiaba nada bueno, pero Mazzarri también tuvo sus problemas, viéndose obligado a dejar a Hernanes en el banquillo. En definitiva, equipos en apuros desde el inicio, pero los primeros minutos son para los nerazzurri.
El Inter reclamó de inmediato un penalti de Icardi, visiblemente tirado por Benatia, pero Bergonzi no se dio cuenta y los dejó continuar. El conjunto de Mazzarri no acusó el golpe y en el 20' tuvo el balón para adelantarse, pero Palacio desperdició un cabezazo desde corta distancia. ¿Roma? Todo en una serpentina de Ljajic y en un gol anulado por fuera de juego derecho de Destro tras un centro de Nainggolan. Además de un puñetazo en la cara de De Rossi a Icardi, que mereció penalti y expulsión y que en cambio acabará en la mesa del juez deportivo Tosel.
No será el único, porque en la segunda parte Juan Jesús también hará lo mismo con Romagnoli: otro descuido de Bergonzi, otro penalti y expulsión no pitada, otra prueba televisiva a la vista. Pasadas las mejores ocasiones, el Inter retrocedió un poco y acabó sufriendo ante los giallorossi en el tramo final del partido. Con la entrada de Pjanic García gana en técnica y Nainggolan puede dedicarse a las arrancadas que tanto le gustan. Gervinho estuvo cerca de marcar en un par de ocasiones, Rolando cerró magistralmente en una. Pero el balón más pesado lo encuentra en los pies de Pjanic, cuyo pie derecho es salvado brillantemente por Handanovic. Es la última campanada real de un partido por debajo de las expectativas, que sin embargo podría tener serias repercusiones en el campeonato. Podemos apostar a que García se sentará en un sillón para animar al Milán esta noche.
