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Investigación: la Universidad de Bolonia lidera un proyecto europeo para "comer" plástico

La Universidad de Bolonia es líder de un proyecto europeo, en el que también participa una universidad china, en la búsqueda de superbacterias - Siete pequeñas y medianas empresas involucradas en toda Europa.

Investigación: la Universidad de Bolonia lidera un proyecto europeo para "comer" plástico

Aísle las bacterias y los hongos que comen plástico y ayúdelos a digerirlo más rápido. Es el principal objetivo de un gran proyecto de investigación europeo denominado "Bioclean", coordinado por la Universidad de Bolonia y en el que participan 19 socios, entre ellos siete pequeñas y medianas empresas del continente, la Universidad china de Nanjing y la Asociación Europea de Industrias de polímeros (PlasticsEurope).

Tres millones de financiación para tres años de trabajo al final de los cuales, con suerte, habrá nuevas patentes y nuevos microorganismos capaces de apreciar los polímeros indestructibles como un manjar delicioso, en consecuencia biodegradable, tanto en tierra como en el mar. No sería una solución pequeña, ya que el problema de la contaminación por productos plásticos derivados de los hidrocarburos es alarmante: en Europa, la producción total es de 57 millones de toneladas, mientras que los residuos posconsumo superan los 24 millones de toneladas; de estas 10,4 millones de toneladas son dispuestas y 14,3 millones de toneladas recuperadas.

Una de las consecuencias más preocupantes del vertido es la de los microfragmentos de plástico que acaban en el mar y de ahí, lamentablemente, en la barriga de los peces y por tanto en la de los seres humanos. La idea detrás del proyecto es simple e ingeniosa, como explica Fabio Fava, profesor de Biotecnología Industrial en el Departamento de Ingeniería Civil, Química, Ambiental y de Materiales de la Universidad de Bolonia, líder del grupo de participantes: "sabemos - él dice – que en los antiguos vertederos de hidrocarburos se forman microorganismos que son capaces de disponer rápidamente de los productos de desecho. Al principio la mayoría muere, pero los que sobreviven se fortalecen, cambian y se vuelven capaces de alimentarse de lo que los envenenaba, transformando a un enemigo potencial en una fuente inagotable de alimento. La apuesta que estamos haciendo es la misma. En vertederos o vertederos marinos ya existen microorganismos capaces de biodegradar polímeros, pero su proceso es muy lento, nos gustaría acelerar esta capacidad y luego experimentar sus efectos, incluso en el mar”.

Una obra con sabor a ciencia ficción, que sin embargo tiene excelentes posibilidades de éxito y en la que creen importantes actores del panorama científico mundial. Un trabajo absolutamente nuevo, al que italianos, griegos, noruegos, alemanes, belgas, suizos, griegos, polacos, checos, franceses y muchos otros intentarán contribuir. El pase se dio hace unos días en Bolonia, pero los participantes tendrán contactos diarios vía internet, conferencias remotas cada dos meses, mientras que en año y medio habrá una reunión pública, en un lugar aún por determinar, presentar los primeros resultados sin violar la propiedad intelectual de los descubrimientos, que quedará en manos de las empresas y las 19 en campo. En esta ocasión, el grupo también se reunirá con un Consejo Asesor formado por otros sujetos públicos y privados internacionales, incluidos españoles, americanos e israelíes, así como grandes empresas productoras de "bio" plásticos (como Versalis de Eni). En definitiva, no se trata de ir a Marte, sino de hacer un bonito viaje por la superficie más sufrida de la tierra y por las contaminadas profundidades del mar, para encontrar la cura de una enfermedad llamada plástico. Al final de este proceso, se espera que exista la posibilidad de mejorar el entorno mediante la introducción de nuevas formas de negocio.

“El primer año queremos aislar los microorganismos en diferentes ambientes, tierra y mar -explica Fava- mientras que el segundo año queremos probar su eficacia sobre los residuos plásticos de los reactores, es decir, en contenedores ad hoc, mientras que el tercer año queremos para comprobar en una zona baja del mar Egeo”. Los plásticos así digeridos podrían usarse para futuros y nuevos usos por explorar. En definitiva, la aventura no ha hecho más que empezar.

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