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Renzi y Prodi, la extraña pareja En marcha para cambiar Europa

Los dos exprimeros ministros debaten sobre Europa tras la victoria de Macron en la Universidad John Hopkins de Bolonia: algunas diferencias de ideas pero pleno acuerdo sobre la oportunidad que se abre tras las elecciones presidenciales francesas para relanzar Europa reformándola -"No hay Europa sin Italia" ”.

Renzi y Prodi, la extraña pareja En marcha para cambiar Europa

Ponerse "en marcha" para relanzar Europa: es el hilo rojo que une a Romano Prodi y Matteo Renzi, la extraña pareja convocada por la Universidad John Hopkins de Bolonia, para discutir las elecciones francesas y la victoria de Emmanuel Macron, junto al politólogo Marc Lazar. Los dos exprimer ministros, en un debate abierto al público, no dejan de intercambiar algunas bromas lascivas, pero al final coinciden en un punto: Europa tiene una nueva oportunidad y no debe dejarla escapar. La apuesta de Macron es difícil, explica Lazar, hay muchos obstáculos que superar, empezando por las elecciones de junio, que le darán una mayoría parlamentaria de momento imprevisible, pero tras el rechazo a la constitución europea de 2005, la crisis económica y el Brexit , quizás esta sea la primera verdadera buena noticia para el club de los 27. 

“Durante años – dice Prodi – Francia había desaparecido de la escena política europea. En cambio lo necesitamos, para devolverle fuerza al proyecto, a la política exterior, con un país que tiene bomba nuclear y derecho de veto en Naciones Unidas. Hay que archivar los tiempos en los que Merkel tomaba las decisiones y los franceses daban la rueda de prensa”. Un protagonista como Macron es probablemente el hombre adecuado para inaugurar otra era, un fuerte eje Roma-Berlín, que también pasa por Roma.

"Como dijo Chirac a un periodista que dudaba de nuestra capacidad para entrar en el euro -recuerda Prodi- no hay Europa sin Italia". Con los primos de más allá de los Alpes, observa Renzi, ha surgido una ruptura tras el asunto libio de 2011.. Es una herida que hay que cerrar, que los dos países vuelvan a caminar juntos "del brazo", colaborando en una gran obra de cambio cultural, para transformar "Europa en un lugar donde la globalización sea más civilizada y amable".

Para el líder del Partido Demócrata, sin embargo, mantener vivo el proyecto europeo también significa cambiarlo: así “no funciona. El ideal es correcto, pero hay que hacerlo más fuerte y más sólido y si Macron tiene el coraje de cambiar las cosas todos le estaremos agradecidos". Los eurobonos ya han sido rechazados por los alemanes, "pero en otros puntos hay una apertura -observa Prodi- y tal vez este sea el comienzo de una negociación". 

Cambiar, a partir de las peticiones de los que más sufren la crisis, de los que apuestan por el populismo, porque no tienen otros lugares de aterrizaje. “La crisis económica ha masacrado a nuestros países -argumenta Prodi- y hoy la diferencia está entre los que se sienten 'adentro' y los que se sienten 'afuera'”. 

Según Renzi “si Europa implementa un plan gigantesco para los suburbios entonces podrá derrotar al populismo, mucho más que con proclamas. Italia ha puesto 2 mil millones y 100 millones, pero si Europa no hace su parte es un esfuerzo en vano: todo el mundo está preocupado por Lampedusa, yo estoy preocupado por los suburbios de Bruselas, París, Marsella y los de nuestras ciudades”.

La escuela y el trabajo son la clave para recuperar la confianza, para robar votos a los populistas, más allá de las ideologías, más allá de los viejos esquemas. “Macron –observa Lazard– no ganó con un programa, sino con un proyecto”. Las vallas de derecha e izquierda están superadas y los partidos históricos parecen agonizar, “hoy, sin embargo, Macron debe dar una señal -argumenta el politólogo- y esta es sin duda la reforma del mercado laboral”.

En este contexto, afirma Renzi, Italia es un modelo, gracias a la Ley de Empleo. Los dos países, según Prodi, son difíciles de comparar. “Los franceses tienen un Estado muy fuerte, capaz de apoyar a empresas menos brillantes y dinámicas que la nuestra. Tenemos una manufactura efervescente, pero la burocracia nos asfixia y en este capítulo también incluyo la justicia cuando es demasiado lenta. Ya he dicho, con ironía, que si suprimiéramos el TAR ganaríamos 4 puntos del PIB”. ¿Una chatarra completa? “No, el término desguace -concluye Prodi- nunca me ha gustado”.

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