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Palacio Real de Caserta, la tierra de las flores con imágenes y visiones

De la tierra de los incendios, sembrada de desechos tóxicos y envenenada por el inframundo, a la tierra de las flores, lugar donde crecen gerberas y crisantemos, flores que el arte acoge para convertirlas en expresión de regeneración, belleza y espiritualidad. Del 20 de mayo al 30 de junio de 2017.

Palacio Real de Caserta, la tierra de las flores con imágenes y visiones

Un proyecto que utiliza fotos, videos y documentación para contar las historias de un lugar y la belleza solitaria del Palacio Real de Caserta, que ha observado la transformación violenta de la región de Campania a lo largo del tiempo.
La exposición está promovida por el Palacio Real de Caserta en colaboración con la galería aA29 Project Room, Milán/Caserta y cuenta con el patrocinio del Ministerio de Patrimonio Cultural y Actividades y Turismo y la Municipalidad de Caserta. El evento está organizado con el apoyo de Oliveo.it, Grand Hotel Vanvitelli, Axa Assicurazioni Loffredo Caserta, Artec, Costa Service, International Broker Art, Fundación Mario Diana.
La exposición va acompañada de un catálogo bilingüe con imágenes del proyecto y textos de Gabi Scardi y el comisario Daniele Capra.

La exposición acogida en las salas del piso noble de la Reggia se compone de trabajos fotográficos de gran formato, dibujos, vídeos y documentación que narran "el camino que llevó al dúo Vinci-Galesi a cuestionar, gracias al uso de la flor, la las identidades individuales pero también los lugares olvidados marcados por el abandono, el olvido, la decadencia civil”.
“Todo esto –añade el curador– contrasta con el brotar exuberante de la naturaleza, elemento de asombro, expresión de la búsqueda voluntaria de la redención. Es el intento de reversión, la expresión de la necesidad de superar el callejón sin salida de la situación actual que el arte debe cumplir. Mostrar cómo la honestidad, la belleza y la dignidad pueden germinar incluso desde el más extremo abandono”.

Las imágenes de Vinci–Galesi son visiones llenas de elementos contrastantes. En contextos de valor simbólico, como una playa donde el mar y la tierra se disputan la supremacía o en una cantera abandonada poblada de residuos de piedra, los dos artistas aparecen totalmente envueltos en un colorido manto floral que oculta sus rasgos faciales. Su figura se convierte así en la de un espíritu que difunde color y futuro en el gris y el abandono del presente.
El drapeado en el que se envuelven los artistas está confeccionado cosiendo a mano miles y miles de flores sobre telas etéreas. Respetando una antigua tradición de las celebraciones religiosas de otra tierra compleja y difícil, la zona de Ragusa, en cuyas costas en los últimos años han desembarcado personas desesperadas del otro lado del Mediterráneo que huían de la guerra o han quedado varados cuerpos sin esperanza. La belleza de esos lugares, testimoniada por algunas imágenes de los últimos proyectos, es un contrapunto que hace chirriar aún más los límites de la condición humana. Vinci–Galesi ofrece visiones transitorias, oportunidades preciosas y fugaces. Tan fugaz como fugaz es la belleza de una flor, una maravilla condenada a una rápida decadencia.

El elemento floral transforma, anima, esconde. Es una presencia natural que encierra un universo de significados que tienen sus raíces en las mitologías más antiguas. Las flores representan la imagen de la vida, el renacimiento y el ciclo estacional. Son un emblema de la fragilidad transitoria del mundo contemporáneo, una imagen de alegría y luto. Del eros que anima el amor terrenal y de la paz que disuelve el celestial.

El día de la inauguración de la exposición, el 20 de mayo, Vinci–Galesi dará vida a una actuación junto con dos grupos de bardatori de Scicli y un semental frisón negro, Eros, reunidos en un grupo completamente cubierto de flores. Transformadas en evocaciones florales, avanzarán desde el jardín a través del pórtico telescópico, diseñado por Vanvitelli para brindar al visitante de la Reggia una perspectiva vertiginosa, para luego ascender al piso noble a través de la majestuosa escalera central de la residencia.

Como escribe el comisario Daniele Capra en su texto, “la performance sugiere, de forma simbólica, el potencial mimético y metamórfico inherente al elemento floral, llevado al máximo. La belleza sencilla pero altiva de las gerberas y los crisantemos encarna la reacción a la decadencia de un territorio subyugado por la delincuencia y la contaminación provocada por los desechos. Es una metáfora de la posible reversión de la circunstancia forzada de encarcelamiento, es el sueño de rebelión contra una situación de la que, racionalmente, no se podría haber imaginado una salida viable”.

El proyecto La terra dei fiori se realiza gracias a los grupos de bardatori Le Milizie y Balucu and Pagghiara.

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