Recuperación, rentabilidad, riesgos. El escenario de las cadenas de suministro italianas descrito en el informe Prometeia se basa en estas tres "R". En los últimos meses se ha producido una ralentización generalizada del crecimiento de la facturación tanto en el ámbito doméstico como en el de las exportaciones, también debido a un ciclo internacional menos dinámico. El crecimiento a precios corrientes de las cadenas productivas se ubicará en un nivel de 1.8% más que en 2013, resultado favorable que llega luego de dos años a la baja.
Sin embargo, la brecha con respecto a antes de la crisis sigue siendo grande: la cifra promedio es de 4 puntos, 30 para el sector automotriz, 17 para productos de construcción, casi 10 para muebles de metal y madera. En términos de rentabilidad para fines de 2014, se estima un ROI de 3.8%, menos de la mitad que el de 2007. La falta de rentabilidad afecta el tamaño y la calidad de la recuperación, privando efectivamente a las empresas de los recursos necesarios para reiniciar el volante de inversiones, una variable cada vez más necesaria para seguir el ritmo de la competitividad global.
En 2006, durante la última fase expansiva de las inversiones tecnológicas en las cadenas de suministro italianas, la fabricación 3D y las energías alternativas eran una frontera tecnológica para unos pocos; hoy son una oportunidad generalizada y concreta de cambio estratégico en la forma de hacer industria, capaz también de dar respuesta a nuevas necesidades. Las redes sociales, que alguna vez fueron prácticamente inexistentes en Italia y no están muy extendidas a nivel mundial, ahora son una realidad importante.
Si Facebook fuera una nación, sería, como India, el segundo mercado más poblado, lo que alentaría a las mejores empresas a invertir recursos dedicados para desarrollar la experiencia del cliente a través de nuevos canales. Seguirán pasando entonces importantes oportunidades por el proceso de internacionalización, considerando que el premio a la exportación para las cadenas productivas (diferencia entre demanda interna y externa) se mantendrá por encima de los 3 puntos para el período 2014-16. Son espacios crecientes de desarrollo, pero cada vez más complejos de gestionar. Además, si por un lado el escenario ve el gran retorno de Estados Unidos (y por tanto de una clientela adinerada pero sofisticada y feroces competidores en el mercado), por otro lado tiene que hacer frente a mayores y numerosos riesgos geopolíticos.
La crisis ruso-ucraniana, pero también la creciente inestabilidad en el mundo árabe y las tensiones en torno a las islas del Mar Meridional de China representan un posible elemento desestabilizador de la frágil recuperación global. El índice de competitividad sostenible de las cadenas de suministro italianas está empeorando, mostrando cómo la prolongación de los tiempos de una recuperación más sólida puede tener importantes consecuencias sobre el estado de salud de la industria.
En algunas cadenas productivas, el buen desempeño de las exportaciones apoya el posicionamiento de los bienes finales que, en cascada, inciden en la cadena de valor (mecánica, química, electrotecnia los casos más virtuosos). En otros, la ausencia de demanda final crea tensiones que inevitablemente repercuten a lo largo de toda la cadena de suministro (en particular, metales, madera, muebles y productos de construcción), especialmente en los extremos de la cadena de valor (el abastecimiento y la distribución son las etapas más penalizadas).
Una consolidación de la recuperación (al menos tres puntos por año del crecimiento esperado de la facturación en el bienio 2015-16) representa, junto con el redescubrimiento del orgullo de país y la visión industrial, la principal herramienta para paliar la mayor parte de estos problemas críticos.
