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Elecciones presidenciales francesas: Hollande vuela, los mercados reaccionan mal. ¿Pero él o Sarkozy fracasarán?

ELECCIONES PRESIDENCIALES FRANCESAS - Las últimas encuestas sitúan al candidato socialista Hollande como líder ya en la primera vuelta - Dos días después de la votación, estalla el caso Moody's que anuncia una rebaja inminente del rating de París - Los mercados parecen asustados por la europerplejidad de Hollande , pero los franceses rechazan a Sarkozy.

Elecciones presidenciales francesas: Hollande vuela, los mercados reaccionan mal. ¿Pero él o Sarkozy fracasarán?

La pequeña ayuda que no esperas. Un Sarkozy ya "desesperado", como declaró en un estallido su propio primer ministro, François Fillon, encuentra por sorpresa a su "aliado": está la agencia de calificación Moody's, que tres días antes de las elecciones presidenciales francesas anunció que la calificación de París corre el riesgo de otra rebaja, después de Standard & Poor's en enero, que hundió la popularidad del Elysée a mínimos históricos, marcando probablemente el punto de no retorno para su inquilino.

Esta vez, sin embargo, parece que no es él quien ha sido rechazado sino su muy probable sucesor, cuya victoria, cada vez más probable, está sacudiendo a los mercados, preocupados por la hostilidad de Hollande hacia Merkel y la política sancionadora europea, por el Pacto Fiscal en abajo. Sin embargo, para ser honesto, la lectura parece un poco forzada, porque si es cierto que los mercados están reaccionando mal, como lo demuestra el aumento del rendimiento de los bonos del gobierno transalpino (OAT) en 8 puntos (3,07%, el más alto en tres meses) y el diferencial con el Bund superando los 140 pb, también es cierto que la correlación con el nuevo viento socialista no es la única causa y, en cualquier caso, el buen Sarko tendría muy poco de qué alegrarse.

En primer lugar, el votante francés medio probablemente no esté familiarizado con los temas de la deuda pública y las políticas financieras europeas. Su aversión a Europa es mucho más "superficial" y lo demuestra el 30% que recogen en las encuestas los candidatos, muy diferentes entre sí pero ambos eurofóbicos, Marine Le Pen y Jean-Luc Mélenchon. Y en cualquier caso, esta supuesta y ciertamente inadvertida "ayuda" de Moody's llega demasiado tarde: los franceses, excepto los numerosos que todavía tienen que elegir (uno de cada cuatro, se estima, mientras que el 38% dijo que podría cambiar de opinión el domingo por la mañana), son cada vez más orientado hacia François Hollande, líder de una torpeza que alcanza un total del 47% de los votos con los distintos candidatos, nunca tan alto desde la primera elección de Mitterrand en 1981.

Según algunas de las encuestas más recientes el índice de aprobación del candidato de centroizquierda alcanzaría el 30%, mientras que al presidente saliente se le otorga una disminución del 25%. En la segunda ronda, pues, según el instituto BVA, será un triunfo para Hollande: se le da el gran favorito con una brecha entre él y Sarkozy que se ha medido hasta en 14 puntos porcentuales. Pero no es seguro que la papeleta sea la prevista. De hecho, el Frente Nacional de Marine Le Pen crece amenazadoramente en el tercer escalón del podio, que según TNS Sofres llega incluso al 17% de las intenciones de voto. Esta cifra, dicen algunos expertos, podría dar lugar a un escenario sensacional, que quizás sería el peor revés para el candidato de la UMP. Y eso es eso llegamos a la segunda ronda, pero que entre los dos aspirantes no aparece el nombre de Nicolas Sarkozy sino el de Marine Le Pen (quién puede contar con el electorado menos indeciso de todos los candidatos: el 85% ya ha dicho que no cambiará de opinión el domingo). Cosas para "taparse la nariz" una vez más, recordando la mítica expresión utilizada en 2002 por un Lionel Jospin que, derrotado en primera vuelta por Le Pen padre, se vio obligado a pedir a su propio electorado que votara por Chirac en la segunda vuelta.

Esta hipótesis, aunque considerada por los más improbables (hace diez años Jospin y Le Pen estaban separados por apenas 4 puntos en las encuestas, hoy son al menos el doble), sería la humillación definitiva para el hombre que arrasó en las elecciones de 2007 y gobernó el país durante cinco años entre las meteduras de pata de Berlusconi y una caricatura napoleónica, con picos de popularidad muy raros y una gestión de la crisis decididamente no a la altura, que está a punto de costarle el escaño como ya les ha ocurrido a varios de sus compañeros por toda Europa.

Abandonado por su "padre" político, ese Jacques Chirac que básicamente nunca sufrió por él (y ya ha hecho saber a través de su entorno que votará sorpresivamente por el candidato socialista), y por algunos muy leales como el funcionario estatal Martin Hirsch y precisamente ese Fillon que ya le hace un guiño a Hollande y le ha comunicado que tiene en el oleoducto un libro-verdad sobre su difícil relación con Monsieur le Président (en Francia ya juran que será un best-seller), una de las pocas voces a favor de Sarkozy en estos días es la del famoso escritor transalpino Jean d'Ormesson.

El inmortal de 87 años de la Académie française salió personalmente al campo para defender a su protegido Nicolás y eligió las columnas de Le Monde, un periódico tradicionalmente hostil al centroderecha. Un editorial enérgico, apasionado, pero no del todo convincente. Tras desmantelar a Hollande, definido como "el nuevo Zapatero, flanqueado por dos monstruos políticos como Mélenchon y Eva Joly, y no hombre de grandes crisis", el intelectual pasó luego a disculparse por el expresidente, gracias al cual "Francia se quedó en a flote a pesar de la recesión”, “el poder adquisitivo ha aumentado en los últimos cinco años”, y “el paro se estanca en el 10% mientras que en España supera el 20%”. España, Zapatero: ¿no fue París la capital de Europa junto con Berlín?

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