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Pensiones, todos los errores de Letta: de la vuelta a las pensiones de vejez a la supertributación

De la vuelta a las pensiones de vejez disfrazadas de flexibilización saliente a la sobretasa de los llamados cheques de oro (desde 90 euros brutos anuales) al cuestionado relevo generacional: en materia de seguridad social, el Gobierno corre el riesgo de derrapar y penalizar de nuevo a la clase media – En las pensiones de oro Mussolini y Vendola en el mismo lado.

Pensiones, todos los errores de Letta: de la vuelta a las pensiones de vejez a la supertributación

Ya se cometió una vez el error de intervenir en una reforma del sistema de pensiones ampliando la edad de jubilación, con el resultado de aumentar el gasto público y obligando al próximo gobierno a intervenir aún más duramente para restaurar un sistema insostenible. En su momento fue el gobierno de Prodi el que suprimió la gran escalera prevista por la reforma Maroni. Y luego Fornero se vio obligado a tomar medidas drásticas. Ahora Letta y el Ministro de Trabajo Giovannini corren el riesgo de volver a cometer el mismo error al invocar la flexibilidad de salida, es decir, llevar la posibilidad de jubilarse nuevamente a los 62 años, volver a proponer la hipótesis de un "relevo" ya rechazada por los expertos en el tema, e incluso intentar sancionar las pensiones existentes con un aporte solidario que ya ha sido rechazado por la Corte Constitucional. Pero los cálculos no cuadran ni desde el punto de vista financiero ni desde el punto de vista de la dirección de la política económica.

Desmontar la reforma Fornero en el punto clave de la "escalera" al otorgar la posibilidad de jubilarse a los 62 años, aunque con una pequeña sanción del 8%, solucionando también así el problema de los despidos (además inflados dramáticamente por los sindicatos), costaría muy caro, enyesando los presupuestos del Estado, y no solucionando en modo alguno el problema de relanzar nuestra economía y por tanto el empleo de los más jóvenes. El subsecretario Dell'Aringa, experto en mercado laboral, subrayó que tal medida podría eventualmente adoptarse solo para empresas en crisis para reemplazar el Fondo de Cesantía, mientras que sería mucho mejor hacer que los centros de empleo funcionen y, en todo caso, incentivar empresas que contratan a personas que han superado un cierto umbral de edad. Otros expertos han calculado que la sanción por retirada anticipada debería ser superior al 30% y no solo un modesto 8% como prevén las propuestas de Damiano y otros miembros del Partido Demócrata.

Peor aún serían las consecuencias de una medida de supertributación sobre las llamadas pensiones de oro (desde 90 euros brutos anuales) que parece contar con el favor de muchos exponentes políticos tanto de derecha como de izquierda, tanto que que Mussolini se encuentra al lado del vendo. Para salvar el escollo de la sentencia del Tribunal Constitucional, se piensa poner esta aportación extraordinaria no solo a los pensionistas de todas las rentas por encima de un determinado umbral. En definitiva, nuevos impuestos a la clase media que luego serán llamados a pagar el IMU a base del rich-meter, el Ticket sanitario que se espera reduzca el número de exentos, y quién sabe qué otras imposiciones surgirán. de la revisión de las desgravaciones fiscales de las que hablamos hace tiempo. 

Todo ello sin tener en cuenta que para las pensiones superiores a 1500 euros brutos mensuales ya está en vigor la suspensión del ajuste por coste de la vida que, aun con una inflación tan baja como la actual, en todo caso conducirá con el tiempo a una importante reducción de los ingresos de los jubilados. Es cierto que las pensiones actuales se han calculado por el método del salario y por tanto son superiores al cálculo de las cotizaciones pagadas por el método de la capitalización. En definitiva, se hizo un regalo, más o menos grande, a muchos pensionistas. Pero hace al menos treinta años que todos los expertos advierten sobre la insostenibilidad del sistema salarial, y ¿por qué los políticos se despiertan ahora? Y además quieren penalizar a los que llevan años jubilados (y que difícilmente podrían encontrar alternativas laborales) en beneficio de los que aún no se han jubilado y que tendrían la edad suficiente para intentar mantenerse en el mundo laboral.

Esta elección está en total contradicción con lo que todos los expertos en política económica vienen predicando desde hace tiempo, a saber, con la necesidad de desplazar la tributación de los impuestos directos e indirectos y de la propiedad, favoreciendo así el trabajo en detrimento del consumo y el exceso de capitalización, especialmente inmobiliario. En cambio, todos los aumentos en los impuestos directos mencionados anteriormente servirían para evitar el aumento del IVA y para reducir la carga del IMU.

Aumentar el IVA, quizás revisando toda la cesta de bienes que gozan de tipos reducidos artículo por artículo y llevar al 22% sólo aquellos bienes que no son de vital importancia para las familias, con una reducción paralela de los impuestos sobre el trabajo, significa facilitar la competitividad de nuestros bienes. (El IVA no se paga sobre las exportaciones, mientras que pesa sobre las importaciones) en mayor medida cuanto mayor sea la desgravación fiscal sobre el trabajo. En este sentido, el cambio de la carga fiscal de los impuestos directos a los indirectos podría ser un elemento fundamental de la acción de reforma más amplia necesaria para la recuperación de la competitividad del sistema italiano. 

Hasta el momento, muchos han criticado a Letta por su táctica de posponer los problemas. Sin embargo, todos subrayaron que íbamos en la dirección correcta. Ahora bien, si en lugar de seguir las indicaciones de Saccomanni sobre el recorte del gasto público (aunque no sin dolor) y sobre la venta de empresas públicas y entidades locales, nos ponemos a jugar con las pensiones y a subir los tipos del IRPF, hay que decirlo. que sólo el gobierno se está moviendo demasiado tímidamente, pero también va en la dirección equivocada.

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