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Pensiones, para que los inmigrantes puedan salvar Europa

Se necesitarán 42 millones de nuevas personas activas para 2020 para mantener el sistema de pensiones europeo - Los números muestran que los extranjeros producen más de lo que consumen y son esenciales para las finanzas públicas - Sin ellos, el gobierno de Renzi estaría buscando casi 7 mil millones.

Pensiones, para que los inmigrantes puedan salvar Europa

Para mantener vivo su sistema de pensiones, Europa necesitará 42 millones de nuevos activos en 2020 y más de 250 millones en 2060. Los cálculos de Leonid Bershidsky, publicados por Bloomberg, muestran que nuestra economía continental necesita inmigrantes más que nunca.  

Además, un informe de la UE, como informa hoy La Repubblica, muestra que en Europa hay cuatro personas en edad de trabajar (15-64 años) por cada pensionista. En 2050, sin embargo, solo habrá dos.

La situación será aún peor en Alemania, con casi 24 millones de pensionistas frente a poco más de 41 millones de adultos. En España, en cambio, habrá 15 millones de pensionistas dependientes de sólo 24,4 millones de trabajadores. En Italia la proporción será de 20 millones a 38 millones. 

Solo hay tres caminos posibles para evitar el colapso del sistema: recortar las pensiones, subir las cotizaciones o aumentar el número de personas que las pagan. En este sentido, la llegada de inmigrantes a Europa es decisiva.

No solo eso: los extranjeros también son esenciales para el mantenimiento de las finanzas públicas. En Italia, por ejemplo, en 2014 los inmigrantes pagaron 6,8 millones de Irpef sobre unos ingresos declarados de más de 45 millones de euros al año. Sin ellos, hoy el Gobierno de Renzi estaría buscando casi 7 millones de euros para modificar la ley de estabilidad. 

Según la Fundación Leone Moressa, la relación coste-beneficio de la inmigración es ampliamente positiva para nuestro país: los impuestos que pagan los extranjeros (entre impuestos y cotizaciones a la seguridad social) superan en casi 4 millones de euros los beneficios que reciben de la previsión social. Y la situación no es muy diferente en todos los demás países europeos. 

“La contribución de los inmigrantes a la economía es mayor que la que reciben a través de las prestaciones sociales o el gasto público –explica Jean-Cristophe Dumont, responsable del Departamento de Inmigración de la OCDE– No han aumentado la tasa de desempleo ni han bajado el nivel medio de los salarios . 

Los gastos también se reducen: de media, en los países de la OCDE, los inmigrantes absorben el 2 % de los fondos para la asistencia social, el 1,3 % de las prestaciones por desempleo, el 0,8 % de las pensiones. A la luz de estas cifras, la acogida que Europa está a punto de garantizar a 120 refugiados –mañana la Comisión Europea presentará el plan de reparto de cuotas– adquiere contornos mucho más complejos que los de un simple gesto de humanidad. 

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