"Hacer las cajas". Puede que no hayan dicho estas palabras, pero el significado estaba todo allí. El allanamiento de la asamblea ordinaria y extraordinaria del grupo Collecchio tuvo lugar ayer por la tarde. Cerca de cuatro horas. Pero ya al inicio de las obras quedó claro quién estaba al mando: el 46,7% del capital estaba presente en la sala, del cual más del 28% estaba en manos francesas.
Enrico Bondi cerró con su habitual sobriedad. Salió del Palacio Soragna a bordo de un Fiat Panda, junto al ahora expresidente Raffaele Picella. En la reunión había cedido el relevo formulando un deseo para la nueva Parmalat: "un viaje fructífero y exitoso", deseó a los nuevos directores. Dado su generoso trabajo de saneamiento, es una apuesta segura que fue completamente sincero.
La lista Lactalis obtuvo el 62,7% de los votos. Franco Tatò es el nuevo presidente, con una retribución bruta de 1,3 millones de euros anuales (sin cambios respecto a la de Picella). Además de él, otros ocho hombres entran en la junta directiva del "made in France". Entre ellos, el presidente de Lactalis Italia y director general de Groupe Lactalis, Antonio Sala (en la pole position para el cargo de CEO) y el abogado Francesco Gatti, representante legal de la familia Besnier.