Última convocatoria de la Copa América. A partir de hoy se pone serio. Tras una fase de grupos, tacaña de emociones y entretenimiento, ya no queda una segunda oportunidad. Ahora o nunca. Los ocho equipos que quedan por disputar el título de reina del Nuevo Mundo son los que mostraron las cosas más atroces en la fase de grupos. La esperanza de los espectadores de todo el mundo es que los equipos punteros den continuidad a los signos de recuperación mostrados en la última jornada, ahora que la condición y química de los equipos empieza a crecer y está prohibido cometer errores. Está en juego no sólo el orgullo de una nación, sino también las maniobras de mercado de las grandes empresas europeas, seducidas por las joyas sudamericanas. Corresponderá a los que hasta ahora han defraudado, devaluando su valor, dar con los mejores números para atraer el interés de los equipos más importantes o conseguir unos euros más en las negociaciones.
El aperitivo está servido esta noche: a las 21 horas es el turno de Colombia y Perú. Los cafeteros, dirigidos por el campeón Falcao, son claros favoritos ante los Andinos, equipo revelación, junto a una Venezuela espléndida. Pero lo más destacado viene después. Un cuarto de hora después de la medianoche, se baila el tango: se escenifica el derbi del Río de la Plata, Argentina-Uruguay. El superclásico del fútbol sudamericano es sin duda el gran partido de estos cuartos de final, como bien saben los trabajadores del almacén de los dos equipos, que se encuentran desempolvando dos vitrinas especulares repletas de trofeos, 14 Copas América (récord absoluto) y dos copas del mundo Argentina-Uruguay no es solo un partido de fútbol, es el choque entre dos formas de vida y entre dos pueblos muy parecidos y muy diferentes, entre jugadores fuertes y orgullosos. A Lionel Messi, que se expuso en la rueda de prensa a cargar a los suyos, la ardua tarea de triunfar donde fracasó Maradona. Hablamos de la edición del '87, la última acogida por Argentina. Frente a los ochenta mil del Monumental, el príncipe Francescoli y Alzamendi estrellaron (hacía 50 años que los uruguayos no pasaban en un estadio argentino) la Argentina del pibe de oro. Era la semifinal y los celestes conquistaron el decimotercer título en casa de los rivales. Los hombres de Batista tienen su venganza. El póker lo dejó caer el técnico argentino, reconvertido en 4-2-3-1, convencido en el 3-0 ante Costa Rica y aprovechando el potencial ofensivo del equipo. Para los noctámbulos, el espectáculo está garantizado.
El domingo será el turno de Brasil, que desafiará a Paraguay a las 21 horas. Los cariocas, que regresan de la contundente victoria ante Ecuador, deberán confirmarse ahuyentando los fantasmas de un conjunto de altibajos. Mientras tanto, los rumores del mercado continúan. En el centro de la atención está Neymar, ahora muy cerca del Real Madrid, y Ganso, que ha mimado a los jeques del PSG y parece que Leonardo está dispuesto a invertir 30 millones.
Y si alguien todavía no está satisfecho con esta juerga de pelotas, pasada la medianoche de mañana podrá divertirse con las hazañas de Alexis Sánchez. Su Chile se enfrentará a Venezuela, toda una sorpresa de la competición, tras un empate 3-3 con Paraguay y una remontada de otras épocas que le valió la clasificación a cuartos de final. Los hombres de Farias, el entrenador más joven de la Copa, ya lograron un resultado: en Venezuela ha estallado una verdadera futbolmanía, inusual en un país donde el deporte nacional es el béisbol. ¿Serán capaces los venezolanos de subvertir las predicciones y continuar con el cuento de hadas? El veredicto es del campo, pero una cosa es cierta: a pesar de una copa de luces y sombras, con poco juego y estadios medio vacíos, la unión entre el fútbol y Sudamérica sigue siendo sinónimo de talento e imaginación, y este fin de semana llenará el paladar gourmet de una pizca de magia.
