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Nibali conquista el Giro con un final emocionante

El Tiburón repite la hazaña de Risoul en Sant'Anna di Vinadio: cuesta arriba adelanta a Chaves, cuesta abajo es inalcanzable y toma riesgos en cada curva, en dos días ha volcado así a su favor la clasificación de un Giro que ya parecía perdido tras la fracaso en los Dolomitas

Nibali conquista el Giro con un final emocionante

Cuando lo gana el superfavorito de la víspera, el Giro no suele ofrecer grandes emociones. Pero si el superfavorito hace todo por perderla ganándola in extremis, la victoria en la carrera rosa ya no es un hecho sino que adquiere el sabor extraordinario de la empresa. Y su segundo Giro lo ganó Vincenzo Nibali propnezol'ganó así nomás, Vincenzo Nibali como el boxeador al que todo el mundo le apuesta que vacila hasta correr el riesgo de tirarle la esponja pero que al final encuentra de nuevo el golpe kappao.

Si Risoul fue la resurrección del campeón tras días difíciles, Sant'Anna di Vinadio fue la apoteosis, el sello de una obra maestra. Dos Giri, un Tour, una Vuelta: el Tiburón enriquece su cuadro de honor que lo sitúa en lo más alto del ciclismo mundial de todas las épocas. Un éxito en el que ya nadie creía, quizás ni siquiera él, como declaró tras su llegada entre dos alas de una multitud delirante. El más fuerte de todos en la subida cuando corre en el Col della Lombarda, en la parte superior de la cual pasa con 56" a Chaves, el maillot rosa que el Tiburón sintió cada vez más desgastado en el largo descenso antes del ascenso final de Sant'Anna. di Vinadio, una zambullida en un camino estrecho y expuesto como un viejo camino de herradura ahora pavimentado que NIbali abordó a un ritmo vertiginoso, dibujando trayectorias trepidantes, sin dejar de pedalear.

Un espectáculo que recordó a campeones del pasado como Koblet y Magni, que no tenían rivales en el descenso. Esteban Chaves, que puso la mira en ganar el Tour pero que tras el primado conquistado en Risoul también había puesto enseguida el Giro en sus objetivos inmediatos, se defendió con valentía, pero contra NIbali en las dos últimas jornadas no ha habido nada que hacer. Cuando el Tiburón despegó a 4 km y medio de la ceja Lombarda, Chaves, un excelente grimpeur, cedió en su terreno favorito. Cuesta abajo el colombiano que hace dos años vio de frente la muerte por una caída en el Trofeo Laigiueglia, sintió ganas de arriesgar más de lo lícito poniendo en riesgo de nuevo su vida.

Lo esperaban sus padres con su madre con una camiseta rosa. Pero no fue su Colibrí sino Nibali quien primero los abrazó como vencedores, un gesto inmortalizado por los lentes que dieron la vuelta al mundo, un escenario que solo el ciclismo en la sencilla humanidad de sus héroes puede ofrecer. Chaves llegó 1'36 después de NIbali. Había perdido el Giro por 52”. En Turín subirá hoy al podio como segundo que presenta un Giro a enmarcar. El holandés Steven Krujiswjick no subirá al podio, al no poder defender la tercera plaza de las embestidas de Alejandro Valverde, autor de una etapa afrontada con la habitual garra y generosidad que le ha llevado a acabar séptimo a 13” de Nibali…Krujiswijck en El final repite el resultado del Giro de 2015 a pesar de haber dado tanto espectáculo en los Dolomitas que da la impresión de ser el amo a estas alturas, a pesar de no contar con mucha ayuda del equipo.

Su cuento rosa se vio truncado por la dramática carambola en el descenso del Colle dell'Agnello que prácticamente le costó el Giro y una minifractura en una costilla que le limitó ayer en la última batalla en los Alpes, que vio el éxito de la etapa de el estonio Rein Taaramae.

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