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Muertes en el trabajo: las habilidades vuelven al Inail, no a las autoridades locales de salud

Para combatir el flagelo de los accidentes laborales, la colaboración en las fábricas invocada por Draghi es útil, pero ya existen muchas reglas -y sanciones-. Necesitamos salir de la ideología, elevar el nivel técnico y devolver la prevención de accidentes al Inail

Muertes en el trabajo: las habilidades vuelven al Inail, no a las autoridades locales de salud

El lunes 27 de septiembre, un reunión entre el gobierno y los interlocutores sociales en el tema de accidentes de trabajo, al término del cual se expresaron valoraciones positivas sobre las propuestas realizadas por el gobierno con el propósito de fortalecer la protección y seguridad de los trabajadores. En los siguientes dos días (como si fuera un trágico engaño) pues 10 trabajadores perdieron la vida mientras realizaban las labores con las que se ganaban la vida, junto a sus familias.

Mario Draghi, que ya había subrayado la urgencia de medidas más adecuadas durante la reunión informal previa al parón estival, retomó el tema en la última rueda de prensa: "Hay que tomar medidas inmediatas, dentro de la próxima semana, y luego ya Será un plan más orgánico y estructural. Mientras tanto –añadió el primer ministro–, sin embargo, es necesario intervenir de inmediato y algunas de las vías son más severas y de penas más inmediatas; colaboración dentro de la fábrica para la detección temprana de debilidades. Es obvio que los trabajadores que podrán participar en esta operación no serán responsables de nada. Agradezco a los sindicatos su esfuerzo”.

Sin duda es útil revisar las normas, endurecer las sanciones, contratar un mayor número de inspectores, suponiendo que estén en el mercado de trabajo y exista el tiempo y la forma de capacitarlos, porque se requieren habilidades técnicas específicas y no solo conocimientos de la ley (que también está prevista - el TU de 2008 y posteriores modificaciones - incluyendo las sanciones correspondientes). no por casualidad la contratación de nuevo personal avanza lentamente: los primeros 800 al final del año, los otros inmediatamente después con otras competiciones. Cuando estén todos en pleno funcionamiento, serán 4.800 personas en total: hoy la plantilla se ha reducido a la mitad. Pero incluso las autoridades sanitarias locales tienen deficiencias importantes: el personal ha disminuido en un 50% en los últimos diez años.

Pero, ¿hasta qué punto estas nuevas contrataciones mejorarán la situación? Tal vez sería útil consultar el gente competente. Por ejemplo, el nuevo jefe deInspección Nacional del Trabajo (INL) Bruno Giordano, un magistrado con amplia experiencia en la materia. En una entrevista con el "diario Il Fatto" inmediatamente después de su nombramiento, Giordano dio importantes indicaciones sobre las medidas a tomar, incluso en el contexto regulatorio actual (el INL se creó en 2015, en aplicación de la ley de empleos, para coordinar el trabajo actividad fiscalizadora, Inps e Inail). 

''Algunas de las disposiciones más importantes del decreto fundacional, como la coordinación de los servicios de inspección del INPS y el Inail, aún no se han implementado. Sería un paso fundamental -argumentó Giordano- poder hacerlo de una sola vez controles cruzados de regularidad de la empresa en su conjunto y sobre la posición contributiva, aseguradora y de seguridad de los trabajadores. Hoy cada inspector mira el asunto de su competencia y la coordinación está encomendada a la buena voluntad. Sin embargo, también hay problemas técnicos y de TI detrás: tenemos un acceso muy parcial a Bases de datos Inps e Inail con información de sociedades controladas. Estamos trabajando en ello en estas semanas''.

Ante la pregunta de si se necesitan sanciones más severas, Giordano respondió: “Después de 30 años de actividad judicial en el campo de la seguridad laboral, estoy convencido de que castigando más no se obtienen mayores resultados. Es necesario prevenir accidentes y para ello necesitamos controles cuantitativa y cualitativamente incisivos y un fortalecimiento del poder suspensivo de la actividad empresarial que ya tenemos. Hoy la Inspección puede detener a una empresa que tenga más del 20% de trabajadores no declarados o que tenga infracciones reiteradas durante un período de 5 años. Se podría reducir la cuota de trabajadores no declarados a partir de la cual se activa la suspensión -porque el trabajo no declarado es un trabajo precario- y se podrían aumentar los supuestos en los que podemos ejercer esta facultad”.

Esta es una indicación concreta también sugerida por los sindicatos. Pero, ¿alguien cree que es posible controlar, de forma permanente? – más de 4 millones de empresas? Así es como llegamos al punto crucial destacado por Mario Draghi: "colaboración dentro de la fábrica para la identificación temprana de las debilidades". En esencia, todos deben ser “propio inspector” y sus colegas. Y lo bonito es que estas posibilidades están sancionadas y salvaguardadas por la ley, aunque nadie, y mucho menos los sindicatos, hablen de ello.

Las normas sobre accidentes de trabajo y enfermedades profesionales (decreto legislativo n. 81/2008 y modificaciones posteriores) asignan funciones esenciales de los representantes de los trabajadores en la empresa o a nivel local. Hay toda una Sección (la VII) donde se prevén formas de consulta y participación de los representantes de los trabajadores elegibles en todas las empresas, por pequeñas que sean. Para resumir, no se trata de empapelar. Los poderes de estos trabajadores son efectivos; pueda disponer del tiempo necesario para el desempeño de sus funciones sin pérdida de remuneración y, sobre todo, el representante “puede recurrir a las autoridades competentes si considera que las medidas de prevención y protección de riesgos adoptadas por el empresario o los directivos y los medios empleados para aplicarlas no son son adecuados para garantizar la seguridad y la salud en el trabajo".

No hay necesidad – le decimos esto a Maurizio Landini – de parar las empresas, si hay atisbos de riesgos para la salud y la seguridad. Una llamada telefónica es suficiente. Sobre todo, no hacen falta las garantías de Draghi ("Es evidente que los trabajadores que van a poder participar en esta operación no se van a hacer cargo de nada") porque las protecciones ya están previstas por el TU: "Quien sea llamado por otro los trabajadores para desempeñar esta función no pueden ser objeto de perjuicio por el ejercicio de su propia actividad y se les aplican las mismas protecciones previstas por la ley para los representantes sindicales”.

Finalmente Giordano tocó en la entrevista un problema esencial, sin llegar a ninguna conclusión. Ante la pregunta de si hay algún problema de coordinación con las Entidades Locales de Salud que se encargan de los controles de seguridad y salud, el responsable del INL responde: "Son más de 100 y le reportan a las Comunidades y provincias autónomas, entonces cada una responde a una determinada orientación política. Además, ni siquiera están conectados entre sí, además de no tener una base de datos común con Inps e Inail. Lo cual es imperativo para conocer el trabajo que están haciendo los demás y evitar la duplicación o triplicación. Encomendar a las autoridades locales la protección de la salud y la seguridad tenía sentido en 1978, cuando nació el Servicio Nacional de Salud, pero hoy para hacerlo se necesita experiencia en ergonomía, los algoritmos que regulan el trabajo de las plataformas, el estrés y la capacidad de atención… elevar el nivel técnico".

sería hora de revisar un enfoque sustancialmente ideológico que se remonta a la creación del Servicio Nacional de Salud: la doctrina de la protección unitaria de la salud (prevención, tratamiento y rehabilitación) que también asignó el problema de los accidentes a la ASL (afortunadamente un referéndum le quitó las funciones en el campo de la ecología de la ASL). Anteriormente Inail tenía competencia exclusiva e incluso estaba dotado de sus propias instalaciones hospitalarias (las llamadas traumatológicas).

Es bastante comprensible que en el personal de la ASL agobiado por problemas de salud faltan figuras profesionales capaces de intervenir en la seguridad de las máquinas y en la organización del trabajo. Por cierto: hay 5,5 mil médicos ocupacionales en Italia de los 14 millones de trabajadores. Pero esa ideología que sigue ocultando la realidad surge de la línea general de conducta de los sindicatos (los mismos que agradeció Draghi). Finalmente, tomemos la guerra del "pase verde" librada en el frente de los comedores de las empresas. Al final el gobierno siguió su camino y ningún dirigente sindical dijo bien, salvo pedir rebaja en el precio de los tampones, que parecen haberse convertido en el último remanente de libertad que queda, cuyos efectos, en términos de protección, siguen perdurando. equipararse a la vacunación. Se sabe que el contagio se contrajo "en el trabajo" (y por tanto también en itinere en trenes de cercanías y transporte público abarrotado) se considera un accidente y está protegido como tal. Desde el comienzo de la pandemia, ha habido 175 mil reportes de accidentes por Covid-19, con hasta 600 muertes. El pase verde también se utiliza en la lucha contra la siniestralidad laboral.  

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