El eterno segundo por una vez se vuelve primero. Los cuatro goles de Domenico Berardi fueron los clavos en el ataúd milanés de Massimiliano Allegri, despedido sin demasiados cumplidos. En su lugar se sentará en el banquillo Mauro Tassotti que, con esa cara un poco así, de lateral derecho tosco y un poco tímido, tras más de diez años más gloriosos como ayudante del Milan (bajo Ancelotti, sobre todo, y luego bajo Allegri, pasando por el interregno de Leonardo), finalmente tendrá su oportunidad como señor de los Rossoneri.
El eterno segundo se vuelve primero. Sin embargo, quién sabe por cuánto tiempo, porque el carácter provisional de la elección es claro, a partir del comunicado de prensa con el que el club relevó de su cargo al técnico de Livorno, confiando el banquillo a Tassotti.
En la ventana hay otras dos viejas glorias milanesas que tienen mucha menos experiencia e igual mucho más carisma. Por un lado está Filippo Inzaghi, que tiene muchas ganas -como es su naturaleza- de convertirse en entrenador incluso entre los grandes, tras un año y medio entre los chicos.
Por otro lado, está el seleccionador electo Clarence Seedorf, quien, en los planes de Silvio Berlusconi, deberá dirigir al equipo el próximo año. Un amanecer, el del excampeón holandés en el banquillo del Milán, que podría, sin embargo, adelantarse unos meses. Seedorf, avisó su agente, puede liberarse de su actual equipo, el Botafogo, sin pagar ninguna sanción, pero quién sabe si no preferiría esperar a empezar de cero, en lugar de tener que subirse a un tren tan deteriorado. .
Lo único seguro por el momento es que Allegri ya no es el entrenador del Milan. Y también que el eterno segundo, por unos días, se convirtió en primero.
