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Microchip, Brasil irrumpe: Lula refinancia la empresa estatal y desafía a Estados Unidos y China

El país sudamericano no fabrica chips pero es líder mundial en un segmento de la cadena productiva. Bolsonaro desmanteló el CEITEC y ahora aspira a desempeñar un papel central ante el aumento de la demanda mundial.

Microchip, Brasil irrumpe: Lula refinancia la empresa estatal y desafía a Estados Unidos y China

¿Entre dos partes gana el tercero? lindustria de microchips, que impulsa la tecnología del futuro, desde los teléfonos móviles hasta los coches eléctricos, pasando por la robótica y la Industria 4.0, se ha vuelto enormemente estratégico: hoy a nivel global. ya vale 664 mil millones de dólares, pero dentro de diez años valdrá al menos triple, según los analistas. Hasta la fecha, están compitiendo por este mercado. Estados Unidos y China, o mejor dicho Asia, ya que sólo una Taiwán El 93% de toda la producción mundial de microchips de tecnología más avanzada se concentra y casi todas las materias primas necesarias se encuentran en el continente. Mientras Europa no toca la pelota (aparte de Holanda, que fabrica la maquinaria para su producción), en el escenario internacional hay otro país que ya tiene un papel importante en la cadena de producción de microchips y que quisiera ser aún más protagonista: El Brasil de Lula, que no fabrica estos preciosos y diminutos artilugios, pero que es líder mundial en fases de prueba, acabado y encapsulación.

El relanzamiento de la empresa estatal que atiende un segmento de la cadena productiva

La empresa que se encarga de todo esto es público, se llama CEITEC, tiene su sede en Porto Alegre y si bien Bolsonaro la había desmantelado, intentando privatizarla sin éxito y sólo obteniendo un aumento de su pasivo, que el año pasado ascendió a 165 millones de reales, Calamar quiere en su lugar reiniciarlo ambiciones y por este motivo ha anunciado recientemente una inyección de dinero público por 500 millones de reales, una especie de renacionalización con ampliación de capital. A pesar de la desaceleración de la actividad bajo Bolsonaro, también debido a la pandemia, CEITEC ha demostrado ser un activo estratégico, dado que invertir en él no sólo aumentaría la oferta para responder al aumento de la demanda global, haciendo que Brasil asuma un papel importante detrás de EE.UU. y China, sino que también serviría para apoyar el crecimiento de mercado interno del mismo país sudamericano, empezando por el sector automotriz, que debido al estancamiento del CEITEC produjo 250 mil vehículos menos de lo esperado en 2022 y 370 mil menos en 2021 (datos de Anfavea, la asociación brasileña de fabricantes de automóviles).

Lula aspira a convertirse en el tercer mayor mercado de semiconductores del mundo

Lula tiene las ideas claras: hacer de Brasil el tercer lugar en el mundo del próspero mercado de semiconductores, intentando, por un lado, consolidar la relación privilegiada con Pekín (en la última reunión de este año, Lula y Xi Jinping firmaron acuerdos industriales específicos que incluyen los microchips), pero también beneficiarse de la nueva estrategia de nearshoring de Washington, en la que se centra cada vez más en la cercana América Latina, empezando por México, para traer de vuelta a casa la producción que una vez se trasladó a Asia. La del presidente brasileño sigue siendo una apuesta, dado que, según la prensa local, sólo el mantenimiento de una sala de operaciones en el CEITEC, imprescindible para preservar y evitar la contaminación de los procesadores, cuesta 25 millones de reales al año. Además, el cierre temporal bajo el gobierno de Bolsonaro ha hecho que Brasil pierda parte del know-how que tenía en su segmento, después de que algunos técnicos hayan sido contratados entretanto por empresas de Taiwán y Estados Unidos.

Pero también por eso la intervención estatal es imprescindible, como lo demuestra el propio Estados Unidos, que a pesar de tener ya una importante cuota de mercado, aprobó el año pasado la Chips and Science Act, un plan de 52,7 millones de dólares procedentes de las arcas públicas. para apoyar al sector. Gracias a este estímulo, los particulares han anunciado a su vez 210 mil millones de dólares en nuevas inversiones. En el caso de Estados Unidos, el objetivo es contrarrestar a China, en el de Brasil es –tal vez– convertirse en la tercera rueda.

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