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Massimo D'Alema y la guerra, demasiado sarcasmo sobre Europa pero muchas amnesias sobre la agresividad de Rusia

En una extensa entrevista en Unity, el exprimer ministro y exsecretario del PDS no escatima críticas a Europa y Occidente sobre la guerra en Ucrania, pero reserva mucha benevolencia y cierta supervisión para Rusia.

Massimo D'Alema y la guerra, demasiado sarcasmo sobre Europa pero muchas amnesias sobre la agresividad de Rusia

Welcome back es la vuelta a los quioscos deUnidad, periódico histórico del PCI y luego del PD, que con su presencia enriquece el pluralismo democrático de informaciones y voces aunque no siempre compartidas. Una extensa entrevista con Massimo entra en esta categoría D'Alema, ex secretario del PDS y ex primer ministro y ahora presidente de la Fundación Italianieuropei.

"Es desalentador -dice D'Alema- que ante la tragedia de la guerra, la UE sólo sea capaz de producir municiones" y no haya buscado "una solución política al conflicto" entre Rusia e Ucrania. Y otra vez: “Para gran parte del mundo, cuando los europeos decimos que en Ucrania ha ocurrido un hecho de una gravedad inaudita y se ha violado un Estado soberano y hay un agresor y otro agredido, no somos creíbles”. Conocemos las faltas de Occidente y Europa desde Irak hasta Libia y no sólo, pero ¿significa esto que hoy no tenemos derecho a apoyar al país agredido, Ucrania, y condenar al agresor ruso? ¿Qué debemos hacer para ser creíbles? ¿Cerrar la boca y dejar Ucrania a la matanza de los invasores? Quizás se impone alguna distinción en la entrevista de D'Alema.

D'ALEMA: TRES OBSERVACIONES SOBRE LA ENTREVISTA CON LA UNIDAD

Primera pregunta: Europa sólo es capaz de dar armas a Zelensky? Pero sin esas armas, el destino de Ucrania estaría sellado, con muchos saludos a los pacifistas unidireccionales que siempre se olvidan de protestar contra Rusia. Segundo: "¿No hay rastro de una iniciativa política europea" para resolver el conflicto? Desgraciadamente no descubrimos hoy la fragmentación de Europa pero no podemos olvidar los intentos aislados del presidente francés Macron llevar al dictador ruso a la mesa de negociaciones Putin, quizás en medio de las sonrisas sarcásticas de Melenchon y también de esa parte de la izquierda italiana que detesta al eurorreformista Macron. Tercero: ¿es permisible recordar y oponerse al diseño autocrático, nacionalista e imperialista con el que Putin busca desplazar el centro de gravedad del mundo hacia el este o debemos pasarlo por alto con benevolencia al considerarlo irrelevante? No hay una palabra sobre esto en la entrevista de D'Alema.

D'ALEMA, UNA LECCIÓN INTELIGENTE PERO UNIDIRECCIONAL

No se permite la amnesia ni la ambigüedad en dos puntos: 1) preparar el terreno para el inicio de las negociaciones de paz es sacrosanto pero el resultado de la batalla en el campo no es una variable independiente y enviar nuestras armas a Kiev significa ayudar a Zelensky a fortalecer su poder de negociación por una paz justa, es decir, que no considere rusos para siempre los territorios ucranianos invadidos; 2) está perfectamente bien tratar de preparar el terreno de negociación, pero el contenido de un acuerdo deseable no puede ser dictado por Occidente y ni siquiera por China, sino que depende de las partes en el campo y de Ucrania decidir lo que considere correcto o no ("No necesitamos mediadores", dijo Zelensky al Papa), como solía recordar sabiamente Mario Draghi y como subrayó Macron varias veces.

El mundo no es solo blanco o negro, pero sin ellos distingo la equidistancia entre Ucrania y Rusia, entre democracia y autocracia, serpentea peligrosamente. Y la lección del presidente D'Alema ciertamente parece astuta pero inevitablemente unilateral.

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