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Líbano: estrategias de divisas e inversiones

La experiencia libanesa muestra cómo una estrategia financiera eficaz puede contener los riesgos de contagio de las situaciones económicas internacionales, fomentando la credibilidad del mercado a pesar de la inestabilidad política de la región de Oriente Medio.

Líbano: estrategias de divisas e inversiones

el foco de la Servicio de Estudios e Investigaciones Intesa Sanpaolo presenta la economía libanesa como pequeña pero muy abierta, donde el comercio equivale al 135% del PIB. Porque falta de materias primas y una pequeña base de fabricación, registra un alto déficit comercial, en parte compensado por los ingresos por servicios, especialmente el turismo, y las remesas de los trabajadores migrantes. Desde un punto de vista financiero, las importantes entradas de capital que representan la IED y los depósitos bancarios permiten apoyar un alta deuda pública.

En los dos últimos años, el ritmo de crecimiento de la economía se ha desacelerado considerablemente. Desafortunadamente, el calidad y oportunidad de las estadísticas macroeconómicas ellos son pobres. El Banco Central ofrece un indicador que mide la situación económica con base en ocho variables: producción de electricidad, importaciones de derivados del petróleo, flujo de pasajeros en el aeropuerto, demanda de productos de cemento, importaciones y exportaciones, cheques cobrados y oferta monetaria. El valor de este indicador cayó a 230 en agosto de 2012, frente a 266 a fines de 2011, mientras que el valor promedio tendencial fue igual a 236. En los primeros ocho meses de 2012, la demanda de cemento (-7,9%) y de área interesada en permisos de construcción (-14,1%) reportan una significativa caída de la industria de la construcción. Este año el generación eléctrica registró una caída del 12,5%, debido a interrupciones en la actividad de plantas obsoletas, por bajas inversiones. Sin olvidar que la economía libanesa está lastrada por fluctuaciones en los precios de los recursos energéticos.

Il Puerto de Beirut representa un catalizador comercial y financiero, en particular para los países vecinos que no bordean el Mediterráneo, como para aumentar el desempeño comercial libanés en un 7,6%. Según estimaciones del FMI, alrededor del 40% de los depósitos de acciones es de no residentes, lo que sugiere que la incertidumbre política no ha afectado la confianza en la solidez del sistema financiero. Desde este punto de vista, Líbano presenta una exposición comercial y financiera limitada a la UE, destino de menos del 10% de las exportaciones y origen de cerca de una cuarta parte de los turistas, limitando en gran medida las consecuencias de la situación europea en la región. Por otro lado, los vínculos con i Países MENA, en particular con las economías del Golfo, de donde provienen la mayoría de las remesas, los flujos turísticos y las inversiones, ya las que se dirige el 40% de las exportaciones. El comercio oficial y los flujos turísticos con Siria son limitados, a pesar de que representan una importante zona de tránsito de los flujos comerciales y turísticos entre Líbano, Jordania, Turquía y los países del Golfo. Por lo tanto, es apropiado suponer que existe unagran red de intercambios no oficiales que eluda las limitaciones impuestas a Siria por las instituciones internacionales.

La política monetaria libanesa está restringida por moneda pegada al dólar. El Banco Central mantiene un alto diferencial entre las tasas de interés de la lira y del dólar fomentar la entrada de capitales y la acumulación de reservas. Este año la tasa de los depósitos alcanzó un promedio de 5,77%, levemente inferior a la de 2011 (5,88%). En los primeros nueve meses de 2012, los depósitos en la banca comercial crecieron 5,3%, pero el componente en moneda nacional registró una tasa de crecimiento (8,7%) superior al de moneda extranjera (3,4%), lo que denota una mayor confianza en la estabilidad financiera del país. A pesar, por lo tanto, de que las agencias calificadoras evalúan la deuda soberana del Líbano como altamente especulativa, la paridad con el dólar está asegurada por el grandes reservas de divisas del Banco Central y de los bancos comerciales. Éstos se verían en apuros ante una posible caída del tipo de cambio, ya que mantienen gran parte de la deuda pública en liras, mientras que por el lado del pasivo tienen gran parte de la financiación en moneda extranjera. La deuda pública es, de hecho, sustancial, equivalente al 134% del PIB en 2011, del cual poco menos del 40% en moneda extranjera. Los inversionistas locales tienen casi toda la deuda pública en moneda local y el 80% de la misma en moneda extranjera. Este alto porcentaje en manos de inversionistas nacionales implica contener los riesgos de contagio de las crisis financieras internacionales. Sin embargo, debe enfatizarse que los bancos comerciales respaldan sus compras de valores con depósitos que en una parte significativa son de no residentes, ya sean libaneses o extranjeros. Por un lado, el peso de la deuda compromete casi el 50% de los ingresos del Estado y los convierte en finanzas públicas extremadamente vulnerables a la dinámica de las tasas de interés y al crecimiento económico, por tanto a las estrategias de los inversores. Por otra parte, la deuda pública es absorbida en gran medida por el sistema bancario nacional que, incluso en períodos de mayor inestabilidad, ha visto aumentar la captación de valores tanto de residentes como de inversores extranjeros. Al mismo tiempo, el Banco Central, gracias a grandes excedentes financieros, ha acumulado reservas sustanciales de divisas que aseguran una cobertura adecuada de los compromisos de financiación exterior, las importaciones y la credibilidad de la paridad monetaria con el dólar, fundamental para la estabilidad del sistema financiero.

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