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Las pensiones de jubilación cuestan el doble que las pensiones de vejez y socavan el sistema

Desconcierta el cómputo separado de las ayudas de la seguridad social que también se desprende del quinto informe de "Itinerarios de la sociedad", pero también el aumento automático de la edad de jubilación respecto a la esperanza de vida para las mujeres y para los sectores más débiles del mercado laboral

Las pensiones de jubilación cuestan el doble que las pensiones de vejez y socavan el sistema

Siempre es un documento de gran interés. el informe del centro de estudios e investigaciones ''Itinerarios de la seguridad social'' del que es presidente Alberto Brambilla, sin duda uno de los principales expertos italianos. En días pasados ​​se presentó el quinto relativo a las tendencias financieras y demográficas de pensiones y asistencias para el año 2016.

El Informe es sin duda uno de los más completos -y de fácil consulta- de la literatura actual sobre seguridad social y trata de los principales sectores de la asistencia social, pública y privada, incluida la asistencia sanitaria. Por la importancia del tema, la seguridad social y en particular las pensiones (con un panorama completo que abarca también los regímenes de las denominadas entidades privatizadas de trabajadores autónomos) ocupan un lugar destacado.

Además de una estimación de larga data, tengo algunos elementos de desacuerdo con respecto a Alberto Brambilla y el marco teórico de su investigación, que también se arrastran en el tiempo. De hecho, no estoy de acuerdo con la operación que le lleva a calcular el gasto en pensiones y su incidencia en el PIB (y por tanto en la sostenibilidad o no del sistema) sobre la base de un cálculo separado de las ayudas con respecto a la seguridad social, excluyendo el los costes de los primeros de la cuenta global y definiendo prácticamente todos los servicios financiados por el Estado como asistenciales.

Además, Brambilla resta del importe total del gasto en pensiones el del impuesto que grava las prestaciones y los pensionistas. De esta forma, gracias a las dos ablaciones mencionadas, el gasto se reduce y puede representarse en términos más sostenibles de lo que comúnmente se cree (y de hecho lo es). Partiendo de estas premisas, Brambilla llega a creer que hay margen para medidas correctoras (a continuación veremos cuáles) de la reforma Fornero de 2011, al tiempo que propone mantener bajo control el gasto social que, a su juicio, está experimentando crecimiento anormal

En lo que a mí respecta, no pude explicar mejor mi disidencia que lo que hizo por su parte Stefano Patriarca, asesor económico del Gabinete del Primer Ministro, en una nota, hecha pública el día de su presentación, comentando la Quinta Informe.

“La reconstrucción de los agregados previsionales - escribió Patriarca - se hace sin ninguna referencia a metodologías acreditadas nacional e internacionalmente, comúnmente utilizadas para evaluar las tendencias del gasto previsional (......) La evaluación del componente previsional estimado en el informe no parece tener suficiente base metodológica y difiere de todos los análisis estadísticos y científicos producidos a nivel nacional e internacional".

Las comparaciones internacionales a nivel de la UE -explica el asesor económico- se realizan según criterios uniformes acordados por todos los países miembros y se basan en el parámetro de la incidencia global de las pensiones pagadas sobre el PIB. Que estos también son asistenciales pero no disminuye el gasto total para nosotros sino que solo aumenta la transferencia que el Estado le paga al INPS todos los años de su presupuesto.

Básicamente, en cada país el gasto público en pensiones corresponde a un monto definido, independientemente de cómo se financie, ya sea a través de contribuciones sociales o mediante transferencias. Una factura es el gasto; una cosa son los ingresos.

Al proporcionar datos a nivel europeo e internacional, Istat no actúa por sí solo sino que cumple con las reglas establecidas; y no podía ser de otra manera, ya que las estadísticas sobre la protección social y el sistema de pensiones se establecen en base a una metodología precisa, pública y disponible para todos (véanse los informes de la RGS), y se presentan, cuando se utilizan para comparaciones dentro de la UE , con una metodología muy precisa y común, acordada con todos los países miembros bajo la supervisión de Eurostat.

Itinerarios de la seguridad social, en su quinto Informe al igual que en los anteriores, estima el denominado gasto en pensiones de carácter previsional restando del coste efectivo anual de las pensiones lo que financia Gias (Gestión de las intervenciones asistenciales y de apoyo a la seguridad social). gestión). Pues bien, los recursos que ingresan a Gias son ingresos por gestión de la seguridad social que, según Patriarca, deben representarse como tales sin estimar el gasto en pensiones neto de estos ingresos.

Tampoco es absolutamente cierto que todos los fondos que el Estado transfiere al INPS a través de Gias (por ley en balance) sean de carácter asistencial; y de hecho Gias apoya la gestión de la seguridad social, tanto que hay nada menos que 41 mil millones que, entre los asegurados por el Estado a la referida gestión, van a cubrir los gastos de pensión.

También se puede compartir la opinión de Stefano Patriarca, que lo considera “otro atrevido enfoque metodológico” para comparar el gasto italiano en pensiones con el de otros países pero deduciendo los impuestos pagados por los pensionistas. Según Patriarca, "deducir impuestos del gasto en pensiones no reduce el gasto sino que aumenta los impuestos".

Incluso sobre las propuestas finales del Informe, el escritor tiene muchas dudas. “Son, por tanto, preferibles -dice el Informe- políticas que tiendan a premiar el trabajo, la fidelidad a las cotizaciones y las carreras largas para las que la indexación de la edad de jubilación a la esperanza de vida sigue siendo un requisito indispensable para el equilibrio del sistema (sobre todo para la vejez). pensiones con carreras cortas y para pensiones asistenciales), pero también es necesario reintroducir elementos de flexibilidad en términos de salida recuperando las características de la ley n. 335/1995”.

Para ello -este es el núcleo de la propuesta a la que se añade un restablecimiento estructural (y muy oneroso) de la jubilación flexible en un rango definido- lo primero que hay que hacer es desvincular la antigüedad contributiva de la esperanza de vida (una característica exclusivamente italiana introducido con la reforma Fornero) previendo un máximo de 41 años y medio de cotización con un máximo de 3 años de cotización nocional y una edad mínima de 63 años.

“Es poco justo (y, se podría argumentar, tal vez incluso inconstitucional) –dice el Informe– imaginar que un trabajador pueda acceder a la pensión con sólo 20 años de cotización y 67 años de edad (quizás complementando el beneficio debido a la módica pensión calculada) y que otro con más del doble de cotizaciones y sin riesgo de integraciones a cargo del fisco, debe trabajar por más de 43 años (en 2019)”.

Se me escapa el motivo de esta diferenciación: esencialmente, los sectores más débiles del mercado laboral y en particular las mujeres (aquellas que se ven obligadas a acogerse a las prestaciones de vejez por su posición en el mercado laboral que no les permite carreras largas y estables). ) estaría sujeto a un aumento automático de la edad de jubilación en función de las tendencias de la esperanza de vida, mientras que quienes cumplan los requisitos para la jubilación anticipada se beneficiarían de normas y requisitos fijos de forma permanente.

Eso sí, Brambilla tiene el mérito de no prestarse al lloriqueo nacional de "pensiones bajas" y "pobres pensionistas". Tiene en su haber que ha puesto en relación la estructura de los contribuyentes (que no se corresponde con lo que se percibe sólo caminando por la calle) con la de los titulares de prestaciones asistenciales o complementadas con impuestos, hasta el punto de decir -al menos creo haberlo leído entre líneas- que hay muchos ex evasores entre los que reciben pensiones modestas.

De aquí a penalizar, sin embargo, a los que se jubilan a la vejez frente a los que pueden hacer uso de la antigüedad me parece que hay una carrera. Sigo convencido de que es precisamente el sector de la vejez -en sinergia con los datos demográficos y de empleo- el que ha puesto de rodillas al sistema de pensiones italiano.

Y que esta tipología, creciente e imparable (por antigüedad gastamos el doble que por vejez), representa el verdadero "privilegio" de las generaciones del baby boom y del desarrollo industrial respecto a las futuras.

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