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Landini, Bentivogli y el caso FCA: pero ¿para qué sirve el sindicato?

La relación con FCA revela dos concepciones sindicales opuestas en el nuevo secretario de la CGIL y en el dirigente de los metalúrgicos de la CISL: el primero se refugia en prejuicios ideológicos mientras que el segundo puede exhibir los resultados del reciente contrato de empresa que trajo un aumento salarial en el bolsillo de los trabajadores de 144 euros que nunca se había visto en la negociación de Fiat y FCA.

Landini, Bentivogli y el caso FCA: pero ¿para qué sirve el sindicato?

Pero, ¿cuál es el uso de la unión hoy? Para entender esto y comprobar cuán diferentes siguen siendo las visiones del gremio que habitan en sus cimas, basta poner alrededor de una mesa el nuevo secretario de la CGIL, Maurizio Landini, y el dirigente de los metalúrgicos de la Fim-Cisl, Marco Bentivogli. Eso es exactamente lo que hizo "Il Diario del Lavoro", un antiguo y glorioso sitio sobre las relaciones laborales fundado y dirigido por Massimo Mascini, quien ayer presentó su Anuario Laboral 2018 en el evento Libricome en el Auditorium della Musica de Roma, entrevistando a los dos sindicalistas. y el ex Gerente General de Confindustria y ahora presidente de Assonime, Innocenzo Cipolletta, quien impulsó a los sindicatos a volver a ser protagonistas con las empresas, al menos en el terreno en que las nuevas relaciones laborales pueden producir avances concretos.

La fórmula de comparación se limitó a una hora, pero no podría haber sido más adecuada: pocas florituras y mucha sustancia. Presionados por la moderadora Nunzia Penelope especialmente sobre las relaciones con la FCA, Landini y Bentivogli expusieron dos filosofías sindicales a mil millas de distancia: la primera – la del secretario de la CGIL – aún impregnada de vieja ideología sindical y la otra – que de Bentivogli- anclado a la concreción de los resultados la acción de un sindicato que quiere participar en las decisiones de la empresa.

Landini explicó que la relación con Fiat y luego con FCA se volvió cada vez más conflictiva cuando el sindicato se dio cuenta de que la empresa quería introducir una concepción americana de las relaciones sindicales. Por pudor, el secretario de la CGIL no nombró al titular de Fiat y luego de FCA que, según él, estuvo en el origen del enfrentamiento con el sindicato, o más bien con la CGIL: ese señor era Sergio Marchionne a quien se Es hora de reconocer que su desafío competitivo ha permitido no sólo salvar y relanzar una empresa en estado de quiebra como Fiat, sino también salvar todos los puestos de trabajo en todas las plantas italianas y enriquecer los sueldos de los trabajadores.

A las chimeneas ideológicas de Landini y a los prejuicios decimonónicos Bentivogli se divirtió mucho contrastando los hechos, empezando por los de estos últimos días cuando, al firmar el nuevo contrato corporativo en FCA junto con Uilm, su Fim-Cisl trajo a casa, además de otros beneficios, una subida salarial per cápita de 144 euros al mes para los 87 empleados del grupo, incluidos los de CNH Industrial. Un éxito sindical que nunca se había visto en la historia de la negociación empresarial en Fiat y que una vez más Fiom-Cgil no firmó.

Pero, ¿la tarea de un sindicato es digna de ese nombre para producir ideologías e ideologías o para mejorar los salarios y las condiciones de los trabajadores? Cualquiera que haya presenciado el enfrentamiento entre Landini y Bentivogli no luchó mucho para encontrar la respuesta obvia y tal vez sea hora de que la CGIL también la encuentre si no quieren hacer batallas contra molinos de viento y quedarse sin nada en la mano.

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