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La Suiza que no esperas, entre plátanos, papayas y esturiones: es la Tropenhaus de Frutigen

Exactamente a medio camino entre Berna y la frontera con Italia, en el corazón de la Suiza de habla alemana, se levanta en el valle de Frutigen un invernadero natural, alimentado con el calor del agua procedente del túnel de Loetschberg, donde se producen toneladas de plátanos cada año, papaya y caviar: el agua a unos 20 °C es el hábitat ideal para la cría del esturión.

La Suiza que no esperas, entre plátanos, papayas y esturiones: es la Tropenhaus de Frutigen

En el corazón de la Suiza de habla alemana, exactamente a mitad de camino entre Berna y la frontera con Italia, hay un lugar donde hace 30 grados todo el año. Aunque haya un metro de nieve fuera, y sin encender ningún radiador. pero simplemente aprovechando la energía y el calor del agua procedente de la cercana montaña Loetschberg.

Estamos en el invernadero tropical de Frutigen, donde cada año, en las antípodas de su hábitat pero en condiciones igualmente naturales, 2 a 3 toneladas de plátanos, la misma cantidad de papaya e incluso más de 3 toneladas de caviar. Sí, porque el agua procedente del túnel de base de Loetschberg (de 34.6 km de longitud y solicitada por la Oficina Federal de Transportes de Suiza en el marco de la iniciativa AlpTransit) se calienta exactamente 1 grado cada 100 metros de altitud y, por tanto, llega al valle de Frutigen, el lugar ideal temperatura para la cría del esturión: entre 16 y 22 grados.

Y aquí hay esturiones hasta 36 mil, provenientes de Hungría pero de las mejores especies del Mar Caspio, esas que viven hasta los 150 años y cuyos preciados huevos -trabajados íntegramente en el centro tropical- se pueden vender por 600 francos suizos la onza (500 euros). Un negocio notable, por lo tanto, aunque todavía "artesanal" y extendido solo localmente, en el que Swiss Coop, el accionista mayoritario de Tropenhaus, ya lo tiene en sus manos.

Pero además de un negocio, Tropenhaus-Frutigen es uno real. centro de vanguardia en la explotación de energías renovables, dado que el agua además de aportar calor también se utiliza como fuente de energía, al igual que el sol y la biomasa. Por eso, este rincón del trópico en medio de las montañas suizas es también un destino turístico, constantemente abierto al público, que recibe alrededor de 100 visitantes cada año.

Visite el sitio web de Tropenhaus Frutigen 

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