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La escuela entre el humanismo y las nuevas tecnologías: ¿ocaso de Petrarca o de la vieja forma de enseñar?

Desde las columnas de "La Repubblica" Marco Lodoli da la voz de alarma sobre la muerte del humanismo pero en realidad es la vieja forma de enseñar la que está destrozada - Petrarca no es incompatible con las nuevas tecnologías y con los intereses de las nuevas generaciones pero necesitamos revolucionar la formación docente y anclar su evaluación al mérito.

La escuela entre el humanismo y las nuevas tecnologías: ¿ocaso de Petrarca o de la vieja forma de enseñar?

El omnipresente Marco Lodoli lanza una nueva alarma en "La Repubblica": el humanismo esta muerto, los chicos de secundaria ya no entienden a los profesores que hablan de Petrarca. Es el fin de un mundo, de una era. Quién sabe dónde terminaremos. Lo que no se entiende realmente es a qué problemas de comunicación se enfrenta Lodoli. Quizá nuestro imaginativo escritor -además de reconocido talento- no sepa que desde tiempos de Quintiliano se plantea el problema de cómo evitar que el aburrimiento escolar mate el interés de los alumnos y no sepa que, en la cultura mediática y tecnológica que caracteriza nuestro tiempo, el problema se ha vuelto aún más apremiante. Tanto es así que la Secretaría de Educación Pública está lanzando un plan para desarrollar la enseñanza multimedia con el uso de tabletas y recursos tecnológicos a gran escala. Comenzando con pizarras interactivas y libros en línea y terminando con registros electrónicos: a titánico intento de actualizar la comunicación dirigida a un planeta joven y adolescente que sólo estos medios de comunicación conocen, porque estos son los medios que han reemplazado a la tinta y al tintero durante algún tiempo. Pero quizás Lodoli aún no se ha dado cuenta. O quizás piensa que no es posible explicar Petrarca usando la pizarra interactiva multimedia y obtener mucho más interés de los alumnos que con una lección frontal. Con una lección frontal, incluso explicar a Mickey Mouse sería capaz de aburrir a cualquiera.

La realidad es que el problema planteado por Lodoli vuelve a plantear de manera dramática la problema de la formacion del profesorado, actualización de metodologías de enseñanza, innovación escolar, conocimientos y métodos de comunicación.

La Secretaría de Educación Pública está respondiendo parcialmente a estas necesidades y el amplio plan de innovación tecnológica representa un paso importante, así como un paso importante lo constituye la procedimientos concursales que están a punto de introducir nuevos recursos, dotados de mayores habilidades tecnológicas que generaciones de profesores -no importa si son jóvenes o viejos- anclados a viejas y descabelladas concepciones sagradas del conocimiento y que a veces confiesan cándidamente que aún son analfabetos informáticos.

Pero tal vez eso todavía no es suficiente. Las medidas legislativas deben ir seguidas de una difusión de la cultura de la innovación asociada a una cultura de la evaluación y el mérito. Sistemas y medidas que permitan reconocer e incentivar a los mejores docentes, visibilizar y premiar los mejores resultados, especialmente los obtenidos en las condiciones más difíciles. Sin embargo, no es de recibo que uno de los grandes diarios se queje de una supuesta muerte del humanismo citando, como hace Lodoli, la polémica de un profesor que ciertamente no sabe comunicar pero que probablemente tampoco sabe enseñar. .

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