La firma en el escudo. La Juventus conquistó al Génova ganando uno de esos partidos que, a final de año, se definen como "clave". Siempre están ahí, en cada triunfo, y suelen decidirse por los hombres símbolo. Hace dos años fue el turno de Del Piero ante la Lazio, el año pasado Chiellini en el campo del Napoli, esta vez Buffon y Pirlo, en estricto orden cronológico además de alfabético. El portero empezó atajando un penalti en Calaiò en el 0-0, concluyó el genio bresciano con un magistral pegado a un minuto del final.
"No quiero hablar de porcentajes de Scudetto porque no serían ciertos", se burló el supersticioso Conte, "más que un ladrillo para el título, esto es una pala", explicó Buffon con su franqueza habitual. El capitán celebró así su presencia número 476 con la Juventus de la mejor manera posible, esa que le llevó a enfrentarse a un monstruo sagrado como Zoff. Y luego Pirlo se encargó de eso, dándole a su equipo una victoria casi inesperada dado cómo habían resultado las cosas. Porque la Juve, como ha sucedido a menudo en los últimos tiempos, ciertamente no brilló en términos de condición física y juego, incluso arriesgándose a perder el partido. También la falta del árbitro Mazzoleni y sus asistentes, nefasta al anular un regularísimo gol de Osvaldo en el minuto 39 del primer tiempo por un fuera de juego totalmente inventado.
El propio director del partido no concedió entonces un penalti a la Dama por el brazo de Antonelli, para luego decidir en sentido contrario un minuto después a favor del Génova. El toque de Vidal se consideró voluntario y la Juve echaba espuma de ira. Pero los locales no habían contado con Buffon, que fue muy bueno hipnotizando a Calaiò neutralizando el penalti. Atajada decisiva el día del compromiso de Zoff, fenomenal cosa... Los blanquinegros se armaron así de valor y se proyectaron en la mitad rojiazul del campo. En el minuto 89 el resucitado Quagliarella, que acababa de entrar, consiguió una falta en el área de Pirlo. La teja volvió a ser amiga del directivo bresciano, que colocó el balón en el ángulo superior de la portería de Perin.
“Solo un gran equipo podría ganar un juego como este, a pesar de algunos episodios de arbitraje cuestionables, pensó Conte. – Los números hablan por sí solos, estamos haciendo algo extraordinario. Ahora pensaremos en la Fiorentina, pero el campeonato sigue siendo nuestra prioridad”. Aquí, quizás este sea el único pequeño fallo de la velada, junto con el exabrupto de Quagliarella en su salida del campo (“Le resolví hasta su juego”, habría dicho el delantero señalando a Conte). Porque ahora, esta extraordinaria Juve solo necesita crecimiento europeo para volverse estelar. La afición lo entendió, ahora le toca al club y al entrenador. El jueves veremos si habrá un punto de inflexión o si esta temporada seguirá siendo excepcional solo dentro de nuestras fronteras.
