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¿La crisis? Dan ganas de comer mucho y mal

Según investigadores de la Universidad de Miami, el estrés al que estamos sometidos cuando recibimos solo mensajes pesimistas (como los de la crisis económica) provoca un aumento del apetito y la elección de alimentos grasos, que psicológicamente dan la idea de dejando de lado las "cepas".

¿La crisis? Dan ganas de comer mucho y mal

El estrés psicofísico, como sabemos, a menudo puede crear desequilibrios en nuestros hábitos alimenticios.. Puede deberse a la inapetencia o, menos raramente, a la obesidad. Pero que la crisis económica que afecta a millones de familias en Europa y en el mundo también pudiera tener estos efectos aún no estaba probado.

Al menos hasta la investigación realizada por la revista científica estadounidense Psychological Science, que demostró que al exponer a los sujetos a mensajes fuertemente pesimistas (como los, por desgracia, de la crisis económica) se obtiene un aumento del apetito.

En definitiva, la crisis da ganas de comer, a pesar de las posibilidades económicas que en cambio deberían chocar con la opulencia, incluida la comida. Así lo demostraron Juliano Laran y Anthony Salerno, psicosociólogos de la Universidad de Miami y autores de la investigación, al comparar el comportamiento de dos grupos de sujetos: al primero se les exhibían vallas publicitarias con mensajes neutros, a los demás con mensajes fuertemente negativos información con términos como “supervivencia”, “escasez”, “adversidad”, “resistir”, etc.

Bueno, la respuesta fue inequívoca: aquellos sometidos a estrés, incluso solo a través del lenguaje, posteriormente comieron mucho más que los demás y eligieron más alimentos grasos. De hecho, otra parte de la investigación se centró en este aspecto, que demostró además que no solo tendemos a comer más, sino también a elegir alimentos más calóricos porque psicológicamente dan la idea de “durar” más, de estar quemados. por el cuerpo en más tiempo. Como diciendo: atiborrémonos y pongamos heno en el cortijo por si acaso.

Todo esto, por lo tanto, apunta a una claro predominio de la estrategia de supervivencia sobre el placer gustativo, cuando las personas perciben un cambio -negativo- en el entorno en el que viven, aunque sea a corto plazo. ¿Se volverá a utilizar la expresión “apretar el cinturón” al hablar de la crisis?

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