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La crisis del Deutsche Bank y el autogol alemán en el bail-in

Del sitio web inpiu.net: el modelo de negocio de Deutsche Bank está en crisis, pero las autoridades alemanas se han complicado la vida con su rigidez en los rescates de los bancos italianos al hacer del rescate una camisa de fuerza en lugar de una herramienta para gestionar las crisis de manera ordenada. .

La crisis del Deutsche Bank y el autogol alemán en el bail-in

Los problemas bancarios están llegando a casa para quedarse en Europa. El Financial Times dedica su editorial del fin de semana una vez más a Deutsche Bank y se pregunta si, más allá de las dificultades contingentes, el banco todavía tiene un modelo de negocio funcional ("viable"). Su base de negocios en Alemania se asienta sobre una base de arcilla, las empresas alemanas están llenas de efectivo y no necesitan crédito. Las actividades de banca de inversión no son rentables y han dejado un fuerte legado de juicios con los reguladores (los estadounidenses, los europeos apenas molestan a los grandes jugadores) y juegos de valoración incierta.

Mientras tanto, las autoridades alemanas se han dado cuenta de que el camino hacia el apoyo público está bloqueado por la amenaza de la fianza, gracias a la línea irrazonablemente dura impuesta en los rescates de los bancos italianos. En lugar de ser la herramienta para la gestión de crisis, el Mecanismo Único de Resolución se ha convertido en una camisa de fuerza que priva a las autoridades de las herramientas mínimas para gestionar las crisis de manera ordenada. La posibilidad de un bail-in pone a los inversores a la fuga y agrava la desconfianza, impidiendo recurrir al mercado para captar capital.

Mientras tanto, en Basilea, otros nudos están volviendo a casa para descansar. El sistema de modelos internos de evaluación de riesgos, inventado a finales de los XNUMX por los grandes bancos europeos para reducir las ratios de capital, ha llegado a su fin, los americanos denuncian su opacidad y piden su revisión. Lo correcto, por supuesto, pero hacerlo ahora, cuando todo el sistema bancario europeo se hunde en una crisis sistémica de desconfianza, es suicida. Sería necesaria una reflexión seria sobre las formas de guiar al sistema bancario europeo, por lo tanto, no solo al italiano, fuera de los bajíos en los que cayó, por sus propias fallas pero también por errores graves de los reguladores. El hecho de que en su mayoría sean incapaces de ver lo que está pasando y que la Comisión Europea esté atravesando una crisis de legitimidad sin precedentes hace que la situación sea más difícil.

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