Matteo Renzi y Silvio Berlusconi se encontrarán cara a cara esta noche, después de largas jornadas plagadas de una sutil tensión y polémicas a distancia. El tema de discusión es la ley electoral, o Italicum, en su nueva versión, la emitida por la asamblea mayoritaria de la noche del lunes.
El tira y afloja entre el Premier y el líder de Forza Italia, por tanto, alcanzará su clímax sobre las 18 horas de esta tarde y, en las intenciones de Renzi, será el último encuentro antes de la necesaria aceleración del proceso de ley electoral que, siempre en las intenciones del primer ministro, debe concluirse en el Senado antes del 31 de diciembre.
Por el momento, sin embargo, los dos bandos parecen bastante distantes, firmes en sus posiciones. Por un lado, Renzi, que defiende la necesidad de hacer la ley electoral ("Llevamos veinte años esperándola"), dando una ventana a Berlusconi y sus seguidores: "Las reglas del juego se hacen entre todos pero eso no quiere decir que si yo estoy de acuerdo ellos no lo estén. Quiero hacerlos primero y luego juntos”. Las reformas, según el Premier, serían entonces "el único acto de respeto" hacia Giorgio Napolitano.
Es hora de la aceleración final, entonces. Pero Silvio Berlusconi puede no estar de acuerdo. En la cumbre de ayer en el Palazzo Grazioli, con la presencia de los líderes del partido, el líder de Forza Italia trazó la línea: no al dictado, pero sí a la confrontación sobre la gobernabilidad. Berlusconi salió de la reunión con el mandato de negociar con Renzi, especialmente en lo que se refiere al Italicum, ya en el seno del Pacto del Nazareno.
Dos, al parecer, los temas sobre la mesa: la bonificación mayoritaria a la lista única (y ya no a la coalición) y la rebaja del umbral al 3%. Un umbral que a Forza Italia le gustaría elevar hasta el 4%. Lo que está en juego, para Berlusconi y sus seguidores, es sobre todo la centralidad política dentro de la derecha italiana.
