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Italicum: ley a simplificar, los ciudadanos tienen derecho a expresar sus preferencias

El nuevo sistema electoral propuesto debe simplificarse en las reglas para asegurar la gobernabilidad favoreciendo a los partidos que podrán reunir el mayor apoyo - Para cada circunscripción, un partido debe presentar candidaturas equivalentes al doble de los escaños disponibles, dejando a los ciudadanos la opción de expresarse preferencias, aunque en un grupo limitado.

Italicum: ley a simplificar, los ciudadanos tienen derecho a expresar sus preferencias

Durante mucho tiempo he sostenido que el deterioro progresivo de la política italiana, con la espantosa expansión del clientelismo y la corrupción, tiene su origen en un terrible sistema electoral que ha alimentado una especie de "selección adversa", es decir, un sistema que llena el Parlamento de incompetentes con el único mérito de ser personas de confianza de los partidos y sus dirigentes. No es casualidad que se le haya llamado Porcellum, irrespetando a los mamíferos que contribuyen a nuestra dieta.

Un sistema de selección injusto, como ha subrayado la Audiencia Nacional, que no podía dejar de generar efectos perversos. Gobierno y Parlamento incapaces de promulgar la más mínima reforma y solo cuidadosos de proteger la estabilidad como un fin en sí mismo. Difícil, si no imposible, encontrar signos de acciones o al menos de propuestas de reforma que no sean aumentos de impuestos generalizados y crecientes complicaciones burocráticas. Una combinación de incompetencia y falta de responsabilidad. Y, lo que es más grave, el país sigue deslizándose hacia el declive social y la degradación económica, con un gasto público que no da señales de frenarse y un endeudamiento en constante aumento.

La reforma de la ley electoral es, por tanto, la reforma de las reformas para corregir de raíz los males que aquejan a nuestra sociedad y que imposibilitan las acciones de gobierno tanto efectivas como representativas de la voluntad de los italianos. Renzi debe ser reconocido por la determinación con la que enfocó la reforma electoral, junto con la reforma del Título V y del Senado, los elementos portadores de la ansiada renovación.

El nuevo sistema electoral propuesto, el Italicum, avanza en la dirección correcta pero necesita simplificarse en las reglas para asegurar la gobernabilidad favoreciendo a los partidos que podrán reunir un mayor apoyo a lo largo de la la lúcida propuesta de Ernesto Auci, pero también debe proteger la representatividad de los elegidos respecto de los electores tanto para eliminar la nociva brecha que se ha producido entre uno y otro como para evitar que el voto se dirija al partido con independencia de los candidatos.

En otras palabras, creo que para cada circunscripción un partido debería presentar candidatos equivalentes al doble del número de escaños disponibles, dejando a los ciudadanos la libertad de expresar su preferencia, aunque en un grupo limitado. Además, los candidatos deberán tener su domicilio en los municipios donde gravite el colegio, a fin de evitar la nociva práctica de presentar nombres totalmente ajenos y desvinculados del territorio correspondiente.

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