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Desorden el día de las elecciones

El Pdl considera de mala educación votar por Lazio y Lombardía antes de las políticas y dice que tal elección costaría demasiado. Bersani pide el cumplimiento de las normas y fechas señaladas por el Ministerio del Interior para la votación autonómica. Casini pide un compromiso. Se habla de votar en las elecciones políticas y regionales de marzo, pero el Quirinale no está.

Desorden el día de las elecciones

La incertidumbre sobre las reglas (ley electoral) no fue suficiente para votar en las próximas elecciones políticas. También era necesario que la fecha de éstas dependiera de un tira y afloja en el seno de la mayoría que apoya al Gobierno de Monti y de lo que se decida para las elecciones en las tres regiones en crisis: Lombardía, Lazio y Molise.

Vayamos en orden e intentemos hacer un breve resumen de los episodios anteriores. Todo comienza con la crisis en la región de Lazio, abrumado por los escándalos que culminaron con la detención de Fiorito, líder del PDL, culpable de haberse enriquecido con el dinero de la financiación pública atribuida a su grupo concejal. La primera en gritar ante el escándalo es la presidenta de la Giunta Polverini, quien, reivindicando el mérito de haber expulsado a los corruptos, abre la crisis.

Pero luego duda, de hecho toma tiempo. No disuelve el Consejo y no convoca elecciones como exige la ley. Ante un fallo de la TAR que reafirma el ajustado plazo (90 días) para las elecciones y la inercia del Presidente, El ministro del Interior indica para la votación de las Regiones en crisis (también están Lombardía y Molise) las fechas del 10 y 11 de febrero. Mientras tanto, Polverini anuncia un llamamiento al Consejo de Estado. 

Pero la reacción más dura contra la indicación de Viminale proviene del Pdl. Berlusconi, de regreso de Kenia, denuncia la descortesía y la conspiración amenaza con poner en crisis al gobierno de Monti si no hay un replanteamiento rápido y prudente. Alfano, a su vez, explica que necesitamos votar juntos por políticas y regiones, para ahorrar dinero..

Más allá de las nobles razones señaladas (ahorro), está el hecho de que el PDL no quiere elecciones anticipadas en Lazio y Lombardía porque su eventual derrota daría más ímpetu al centroizquierda, ya favorecido por las encuestas (si los grillini lo permiten) para las próximas políticas. Además, Berlusconi, al subir el listón y la tensión en este tema, espera neutralizar y evitar lo que llamó "la metedura de pata" en las primarias de centroderecha, buscadas por Alfano y el partido, pero fuertemente opuestas por él. No hay que olvidar que, para la Lazio, el Pdl aún no ha encontrado candidato y para el post-Formigoni en Lombardía hay debate entre Albertini y Maroni, ya señalado por la Liga.

Hasta ahora el PDL. En cuanto a los demás, Bersani y el PD insisten en la necesidad de que se respete la ley que exige el voto en las Regiones para febrero, Casini intenta mediar lanzando la hipótesis de fusionar los regionales y los políticos en una fecha más cercana a abril. Estamos hablando de mediados de marzo. El Pd y Pdl también podrían converger en esta hipótesis. Pero para llegar a esa fecha, el Presidente de la República tendría que disolver previamente las Cámaras.

Napolitano, por su parte, ha hecho saber en reiteradas ocasiones que la legislatura debe llegar a su fin, también para aprobar una reforma electoral que nos libere del Porcellum, evitando tal vez su engorde y sus derivados. Por supuesto, si hubiera, en este punto, una fuerte aceleración de las fuerzas políticas en el Parlamento y fuera de él, el panorama ante el Presidente de la República cambiaría. Pero las señales van en una dirección completamente diferente.

Al margen del foro de cultura, Napolitano, al ser cuestionada por los periodistas, respondió que "por ahora" no habla de fechas electorales. Y ciertamente sería deseable avanzar en estos temas, respetando la ley y las decisiones de quienes la aplican, pero da la impresión de que esta maraña sólo puede resolverse con un compromiso entre las fuerzas políticas. A favor de qué altas instituciones también podrían aplicar. Empezando por un gobierno que hasta ahora ha disfrutado de una posición de tercero en el debate entre los partidos. Terceridad que corre el riesgo de debilitarse a medida que se acerca el plazo electoral. Y así, la solución para el día de las elecciones aún no aparece a la mano.

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