“El rescate de los bancos a toda costa se ha hecho para pagar a la población. Hoy no hagamos pagar a los pueblos el precio del crecimiento a toda costa, disminuyamos el paso, y apuntemos a un estilo de vida que sea conciliable con la defensa integral del medio ambiente y la vida de todos los pueblos”. el lo escribio Papa Francisco en la Encíclica "Laudato Sì", lanzado hoy. “La lección de la crisis financiera mundial no se ha aprendido –añadió el Pontífice sobre cuestiones económicas– y la lección del deterioro ambiental se está aprendiendo muy lentamente”.
Bergoglio, por tanto, critica abiertamente el laissez-faire que constituye la piedra angular del liberalismo económico cuando califica de "relativismo" la actitud de quienes sostienen "dejar que las fuerzas invisibles del mercado regulen la economía". La crisis financiera de 2007-2008 fue una oportunidad para desarrollar una nueva economía más atenta a los principios éticos, y para una nueva regulación de la actividad financiera especulativa y la riqueza virtual. Pero no ha habido una reacción que haya llevado a repensar los criterios obsoletos que siguen rigiendo en el mundo”, escribe Francisco, que luego vuelve sobre el tema: “Las finanzas sofocan la economía real. El mercado por sí solo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social”.
La receta del Papa es la del llamado “disminución feliz”, ya teorizado por algunos economistas. "El tiempo ha llegado aceptar una cierta disminución en algunas partes del mundo proporcionando recursos para crecer saludablemente en otros lugares. Sabemos que el comportamiento de los que consumen y destruyen cada vez más es insostenible, mientras que otros son incapaces de vivir conforme a su dignidad humana. Por eso ha llegado el momento de aceptar una cierta disminución”, escribe Francesco. “Benedicto XVI decía que es necesario que las sociedades tecnológicamente avanzadas estén dispuestas a favorecer comportamientos caracterizados por la sobriedad, reduciendo el propio consumo de energía y mejorando las condiciones de su uso”. El Papa explica: “Nadie quiere volver a la edad de las cavernas, sin embargo, es imprescindible frenar para mirar la realidad de otra manera, recoger desarrollos positivos y sostenibles, y al mismo tiempo recuperar los valores y grandes metas destruidas por un desenfreno megalómano”.
El Papa también enumeró sus "mandamientos verdes": un manual para enseñar el respeto por el medio ambiente, otro tema central de la encíclica, al que se dedicó un capítulo. “La educación en responsabilidad ambiental - escribe Bergoglio - puede fomentar diversos comportamientos que tienen un impacto directo e importante en el cuidado del medio ambiente”. Entre los ejemplos sugeridos por el Papa: “Evitar el uso de plástico o papel, reducir el consumo de agua, separar los residuos, cocinar solo cuando sea razonablemente posible comer, tratar a otros seres vivos con cuidado, usar el transporte público”. El Papa bendice el car sharing: "compartir el mismo vehículo entre varias personas". Entre los consejos medioambientales también el de "plantar árboles y apagar luces inútiles". Todo esto es parte de una creatividad generosa y digna, que muestra lo mejor del ser humano”.
