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El duelo Renzi-Juncker y la insostenible debilidad de Europa

El surgimiento de Renzi y el duelo con Juncker surgen, además de razones internas, de una creciente insatisfacción con las contradicciones de Europa: de la austeridad unidireccional a la inmigración, del Brexit a los rescates bancarios, de los modestos resultados del plan Juncker a la ralentización de la unión fiscal y a Turquía

El duelo Renzi-Juncker y la insostenible debilidad de Europa

Una Europa en constante aprieto con las encuestas de opinión (Eurobarómetro y otras) cayendo en picado: al menos 7 de cada diez europeos cree que Europa está del todo mal. Tras años de liderazgo compartido en los que, aunque con dificultades y contrastes, se ha avanzado hacia la integración, el proceso se ha estancado en los últimos años. Tantas disparidades y contradicciones obvias. 

1) A 'austeridad que cayó como una roca difícil de digerir sobre los países mediterráneos más débiles, mientras que los países continentales se habían beneficiado ampliamente de la flexibilidad a cambio de reformas (Alemania). Francia sigue superando con creces el techo de déficit del 3% permitido por el Pacto de Estabilidad. Italia, que tiene muchas reformas en preparación, está en la parrilla durante unos buenos seis meses para saber si se le otorgará el margen de flexibilidad esperado.

2) Una dificultad extrema para manejar la ola de inmigrantes, desde conflictos de registro, hasta la imposibilidad de hacer cumplir el reparto de cuotas, pasando por decisiones unilaterales de aceptación (Alemania) o cierre (Dinamarca, Polonia, Hungría y quién sabe cuántos más). ¿Debería tambalearse el pilar de Schenghen?

3) El creciente mal humor del Reino Unido que amenaza una Brexit con el riesgo de desmoronar lo que queda en común, mucho más que el temido Grexit.

4) Una marcada diversidad de trato en rescates bancarios que en el pasado reciente han contado con recursos públicos y ayudas de los países miembros.

5) un poco marcado Plan Juncker para el relanzamiento de inversiones que va marcando tiempo y no está claro si tendrá recursos o será solo un mecanismo de apalancamiento financiero. 

6) Una desaceleración inexplicable en los anunciados procesos de armonizaciónfundamentalmente el fiscal.

7) Una contribución a Turquía para frenar los flujos migratorios hacia Alemania, lo que también requeriría desembolsos adicionales por parte de los Estados miembros.

Eso es suficiente para desvanecer la gestión de Jean Claude Juncker quien, con el apoyo de Serge Moscovici, se desquita con nuestro país. Matteo Renzi tenía que esperarlo. "No nos intimidan las declaraciones dramáticas", respondió, consiguiendo el apoyo del líder del grupo del PSE en Estrasburgo, Gianni Pittella. Será obvio. Pero ambos captan los riesgos de una debilidad insostenible de Europa y, al mismo tiempo, de una creciente arrogancia alemana. 

Ante una Europa que lucha por retomar un camino positivo de integración, con los Estados miembros marchando a diferentes velocidades y en direcciones opuestas, con la congestión de problemas que socavan los cimientos comunitarios, la insistencia con la que la Comisión presiona a Italia en la petición para la flexibilidad Se olvida que los verdaderos juegos en los que se juega el futuro de la Unión son bien distintos: la inmigración, las políticas económicas expansivas, la reactivación de la cultura y los valores comunes, la innovación, las políticas sociales.

El presidente de la Comisión Europea se ha convertido en el catalizador de todas las tensiones que se están acumulando entre los líderes de la UE. Hace apenas unos días acabó en el punto de mira del grupo de socialistas del Parlamento Europeo que ordenó a Juncker llevar a la práctica los acuerdos de flexibilidad bajo pena de "falta de confianza" por parte de quienes le eligieron presidente en Estrasburgo ( los socialistas tienen 190 eurodiputados). Un duro ataque que se basa en un descontento generalizado en el PES por el trabajo de una comisión que parece tener “una agenda vacía. Aquí es donde comienza el ataque de Juncker a Italia. 

Quizás Juncker cayó duro también por las reacciones italianas ante la exclusión de Carlo Zadra. Desde Roma habían pedido que el funcionario fuera reemplazado por otro italiano. Solicitud sellada con la excusa de que los funcionarios no se eligen en función de la nacionalidad. En cualquier caso, sean cuales sean las razones de Juncker, Renzi las rechaza al remitente y no desiste en los últimos frentes de batalla: pedir aclaraciones sobre la asignación europea de 3 millones de euros a Turquía, decidida a finales de noviembre a gestionar la crisis migratoria; contrarrestar el 'mini-Schengen' que le gustaría a Alemania junto con otros países del norte. 

Ministro de Economía Pier Carlo Padoan aclara la posición de Italia a Ecofin argumentando que los recursos se toman del presupuesto europeo para evitar el riesgo de pagar 300 millones para ayudar a Erdogan sin llevar a casa la aprobación de la ley de estabilidad aún en estudio por la Comisión de la UE hasta abril, mientras corre con los gastos de la acogida de refugiados en Italia equivalente a 3 mil millones al año. ¿Y qué pasará con este dinero? ¿Cómo se utilizarán? ¿Para construir campos de refugiados, para proyectos de integración de migrantes? Y de nuevo, si la ayuda a Turquía no se ajusta a las restricciones presupuestarias, incluso el 0,2% solicitado por Italia debería recibir un tratamiento similar. 

La nueva estrategia exterior del Gobierno italiano se mueve desde estas posiciones: la petición de aclaraciones sobre la ayuda a Turquía se extiende a la cuestión del respeto a los derechos humanos por parte de Erdogan como un claro acto de disidencia anti-Merkel al que se suma el contraste con el Norte Corriente y las nuevas aperturas hacia Putin. 

Se dirá que el aumento italiano refleja preocupaciones políticas internas para desacreditar las críticas a los M5. Aunque fuera así, Italia hizo bien en poner el pie en la flexibilidad necesaria dado que su agenda está llena de reformas y dado que los errores y traspiés continúan acumulándose en el frente europeo, debilitando la credibilidad de las instituciones. Italia no puede permitirse el rechazo de un programa en gran medida destinado a aumentar el consumo que, como subraya Standard & Poor's, representa actualmente la prioridad para relanzar el tibio crecimiento que acaba de comenzar. 

Los próximos encuentros con Merkel y el propio Junker en Roma serán el campo de pruebas no sólo de Renzi sino de una estrategia política expansiva que, a nuestro juicio, no tiene alternativas. 

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