En el punto de mira de la investigación científica contra el Covid, está la quercetina. Molécula de origen natural presente en diversos productos alimenticios, que inhibe el Sars-Cov-2. ¿Cómo? Porque dificultaría la actividad de una enzima útil para el desarrollo y replicación del nuevo virus.
En detalle, según un estudio internacional realizado por Bruno Rizzuti del Cnr-Nanotec de Cosenza, la quercetina, un flavonoide que se encuentra en muchos alimentos, podría tener un efecto sobre una de las proteínas clave (3CLpro) para la replicación viral.
Es una diana farmacológica perfecta, dado que es fundamental para su funcionamiento y no es muy variable: cambia muy poco en las distintas mutaciones del virus.
Entre 150 moléculas candidatas, las pruebas in vitro han demostrado que la quercetina es la más activa, precisamente porque se une al sitio activo de la proteína, bloqueándola.
El estudio fue publicado en International Journal of Biological Macromolecules, con el apoyo de las Universidades de Zaragoza y Madrid, pero aún es el resultado de simulaciones computacionales que necesitan ser confirmadas a nivel clínico.
Se puede decir, en cierto modo, una "cura" alternativa a las diversas vacunas que aún se están probando en todo el mundo. Un descubrimiento interesante, pero que tuvo como primer efecto la prisa por comprar productos que contenían la molécula, con la esperanza de que pudiera prevenir, o incluso curar, el virus.
La quercetina se encuentra en frutas, verduras y hortalizas, como: manzanas, cítricos, uvas, aceitunas, bayas, así como en vino tinto, té verde, cebollas rojas, achicoria y alcaparras. Libre de efectos secundarios y altamente tolerada por los humanos, esta molécula tiene una serie de propiedades originales e interesantes desde el punto de vista farmacológico: excelente antioxidante, antiinflamatorio, antiproliferativo y antialérgico.
Pero hay más Según los investigadores, la quercetina se puede modificar para desarrollar una molécula sintética aún más poderosa, gracias a su pequeño tamaño y estructura química, capaz de contrarrestar el virus.
Además, dada su fácil disponibilidad y al ser una molécula natural (por lo que no se puede patentar), se abrirían nuevas vías para la creación de fármacos antivirales específicos.
La idea de combatir un virus a través de las enzimas que le permiten replicarse no es nueva, por ejemplo es lo mismo para las terapias contra el VIH – el virus responsable del SIDA – contra el cual nunca se ha obtenido una vacuna. Sin embargo, el desarrollo de potentes fármacos antivirales que bloquean la proteasa del virus ha permitido eliminar su mortalidad.
Algunos de estos medicamentos también se han probado para SARS-CoV-2, pero no han tenido el efecto deseado. Actualmente, la mascarilla y el distanciamiento siguen siendo las únicas armas eficaces en la lucha contra el Covid.
A pesar del interesante descubrimiento, quedan dudas para la comunidad científica que se divide entre partidarios y escépticos. Los primeros porque los amantes de la naturaleza y los remedios naturales esperan una forma alternativa a la vacuna, mientras que los que están en contra creen que es un truco publicitario más.
Entre estos también la autoridad estadounidense Food and Drug Administration, que tuvo que intervenir y retirar a algunos vendedores que habían promocionado sus productos como "inhibidores" del virus.
En cualquier caso, hay que tener cuidado, precisamente porque los estudios realizados hasta el momento son todavía preliminares, sin ensayos clínicos. Aunque contamos con la vacuna, los medicamentos serán necesarios para todas las personas ya infectadas o para aquellas que no puedan vacunarse por patologías previas. Cruza los dedos.
