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Las bajas tasas ponen en crisis a los fondos de pensiones

Según The Economist, el 85% de los fondos de pensiones privados del Reino Unido están en problemas debido a las políticas monetarias del banco central, y la búsqueda imprudente de rendimientos compensatorios en las inversiones de capital de bricolaje puede generar más problemas.

Las bajas tasas ponen en crisis a los fondos de pensiones

José Saramago en "Las intermitencias de la muerte" (2005) describe las consecuencias de una muerte periódicamente en "huelga". Hay algunos buenos, y no todos se refieren al destino de los sepultureros. Pero dejemos a un lado la muerte y la vejez y veamos algunos casos de consecuencias no deseadas.

Tomemos como ejemplo las políticas monetarias de los bancos centrales, todos con la intención de crear liquidez en un mundo que hoy en día ya casi no la necesita, dada la falta de inversión y la caída de la productividad. Una consecuencia relativamente previsible es el problema de los fondos de pensiones a nivel mundial. Al estar generalmente desfinanciados, sufren porque con la caída de las tasas de interés el valor actual de los pasivos (pensiones a pagar a los jubilados) ha crecido mucho más que el de los activos. The Economist estima, por ejemplo, que de los casi seis mil fondos de pensiones privados en Inglaterra asegurados por el fondo estatal, el 85% tiene déficit: a fines de julio, hasta 408 mil millones de libras o alrededor del 20% del PIB ( de "solo" 295 mil millones en mayo; ver gráfico). Estoy seguro de que otros países desarrollados no están lejos de desastres similares.

Otra consecuencia quizás más preocupante -y menos previsible aunque hoy se haya vuelto casi banal- es la agresividad con la que los inversores se han lanzado de cabeza en direcciones muy peligrosas para equilibrar los menores ingresos generados por la liquidez y los bonos. Como resultado, los niveles de valoración de los mercados bursátiles de todo el mundo han aumentado (particularmente en los Estados Unidos), los rendimientos ofrecidos por los bonos corporativos de todos los niveles de riesgo crediticio han caído, así como los de los bonos de mercados emergentes. En la práctica, los inversores han actuado como si su cartera debiera producir en todos los sentidos el nivel de ingresos deseado, incluso si esto hoy requiere un cambio completo en su perfil de riesgo. En otras palabras: te despiden y en lugar de intentar gastar menos, vas a buscar otras fuentes de ingresos, quizás apostando a las carreras de caballos. Un comentario en The Wall Street Journal (que se encuentra más abajo en The Breakfast Briefing) destaca perfectamente esta situación y agrega que los dividendos corporativos se han convertido en la variable esencial en las opciones de inversión.

Concluyo con otro ejemplo de consecuencias inesperadas pero, en mi opinión, casi "anunciadas" en este caso. Recientemente los empleados de algunas gestoras estadounidenses han demandado a sus empleadores por haber incluido productos para el hogar en sus fondos de pensiones (¡obviamente no se lo creían!). Este fenómeno se extendió rápidamente a los empleados de algunas universidades prestigiosas que los acusaron de ofrecer productos demasiado caros (vieja historia) y dar demasiadas opciones (???). Para los fondos/empleados europeos y aún más italianos, a pesar de la maraña regulatoria, nos sentimos como el próximo siglo.

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