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Los BRICS, los EE. UU. y el avance del adelantamiento de China

De Affarinternazionali.it - ​​​​Los datos recopilados por el Fondo Monetario confirman las tendencias de crecimiento de los 5 BRICS que para 2030 podrían llevar a China a superar a los EE. UU., abriendo escenarios globales sin precedentes

Los BRICS, los EE. UU. y el avance del adelantamiento de China

A finales de julio, la XNUMXª cumbre de la BRIC: en estos países (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) vive más del 40% de la población del planeta, lo que produce una cuarta parte del PIB mundial. La evolución positiva de las economías de estos cinco Estados, a pesar de los diferentes ritmos de desarrollo, atestigua la renacimiento deAsia, que está impulsando al resto de países emergentes. Además, las guerras comerciales declaradas por Trump presagian una América que ya no parece pertenecer a los estadounidenses, para perspectivas que aún hoy son insondables. Estos y muchos otros eventos geopolíticos, cada vez más interconectados, podrían desbordarse en un maremoto capaz de acabar con el monopolio occidental, dibujando una nueva configuración del gobernanza mundial.

Las transformaciones estructurales del escenario mundial

El nuevo milenio comienza en Oriente el 20 de diciembre de 1999 cuando la devolución de Macao a China marca, tras quinientos años de colonialismo, el fin definitivo de la dominación occidental y el inicio de un gran resurgimiento de Asia que se convierte en un recuadro fundamental en el tablero de ajedrez planetario, ya no en compartimentos casi estancos por distancias inmensas y barreras físicas prácticamente infranqueables.

En el nuevo mundo interconectado, se explicitan las perspectivas de desarrollo de las cuatro potencias que, emergiendo de las demás, oscilando entre tigres asiáticos e tigres de papel (P. Krugman 1994), ingresan al léxico de las relaciones internacionales en 2001, por el economista de Goldman Sachs, Jim O'Neill, como Bric (Brasil, Rusia, India, China), a la que se sumó Sudáfrica en 2010.

El atentado a las Torres Gemelas sanciona trágicamente el cambio en el equilibrio mundial, cuyo centro neurálgico, habiendo pasado de Europa a Estados Unidos, únicos veteranos del mundo bipolar, acaba en el magma indiferenciado llamado mundo multipolar. La dinámica creada por la terrorismo de origen islámico, diversamente interpretadas, irrumpen frenando la lógica de la interdependencia que se derrumba sobre fronteras que se transforman cada vez más en barreras.

Desde un punto de vista económico, los países de altos ingresos, sacudidos hasta sus cimientos por la crisis financiera de 2007 y la gran recesión posterior, todavía enredados en las arenas movedizas de una recuperación difícil, sazonada por el desempleo y el populismo, luchan por mantener la sala de control mientras surge la creciente influencia de las economías emergentes, que buscan nuevos espacios para ejercer su peso desde una posición igualitaria, reivindicando la capacidad de formular nuevas reglas desde diferentes perspectivas.

Escenarios futuros

Los datos recogidos por el FMI en 2018 confirman las tendencias positivas de desarrollo de los cinco protagonistas de la cumbre BRICS: India con una tasa de crecimiento del PIB real del 7.4%, China del 6.6% (cifra que aseguraría el adelantamiento a la economía de 2030), Rusia un 1.7%, Brasil un 2.3% y Sudáfrica un 1.5%. La sinergia cada vez más estrecha entre las economías del grupo se expresa en una apuesta general por el sur global, con vistas a un desarrollo más sostenible, a partir de una lucha constante contra el proteccionismo, para prefigurar nuevas formas de configurar el poder, sobre todo de cara de la retirada de EEUU, retirándose hacia sus fronteras, blindados por una guerra comercial fuera de tiempo.

Esta visión requiere una revisión de la representación distorsionada de los países emergentes y en desarrollo en las estructuras de gobernanza global, materializada en la propuesta de extender los BRICS a todos los mercados emergentes o en desarrollo, contenida en la Declaración Final de la IX Cumbre, con miras a una asociación continental, en la que se reconoce a China por el gran compromiso asumido en apoyo a África y, recientemente, también en apoyo a algunos países del continente americano, como parte del proyecto faraónico "Un cinturón, un camino" para forjar un nuevo y alternativo equilibrio político y estratégico, cuyos resultados podrían ocultar inquietantes incógnitas.

El fin de una era 

La Declaración de Johannesburgo, al término de la X Cumbre, ratificó el nuevo papel de los BRICS y de todo el hemisferio sur, que reclama con fuerza un crecimiento inclusivo, necesario para la prosperidad compartida, inseparable de un verdadero proceso de paz, cuya viabilidad está ligada a la creación de una plataforma común en la que se vislumbran caminos alternativos, capaces de desactivar las tensiones rampantes a escala planetaria.

Este cambio de época, que el intelectual singapurense, Kishore Mahbubani, argumentó, incomprensible para todos aquellos que no se habían envuelto en el "celofán del colonialismo", vincula los éxitos económicos anclándolos a una fuerte voluntad de venganza civilizaciones milenarias, a las que todavía arden la humillación y la explotación. El camino de los países en desarrollo y emergentes, inaugurado en 1956 en BandungTuvo un arúspice en Nelson Mandela, quien, muchos años después, proclamó: “Ha llegado el momento de salvar los abismos que nos dividen. El tiempo de construir es nuestro tiempo, depende de nosotros”.

¿Será capaz Occidente de reconocer el patrimonio histórico y cultural de estos pueblos, acogiendo los valores compartidos por los países emergentes como piedra angular de una sociedad multilateral, igualitaria, interdependiente y ganar ganares decir, ganar-ganar? Sólo desde esta perspectiva el Occidente desestructurado y de corazón monetario podrá dar un nuevo impulso a sus ideales, articulados en los derechos inalienables del hombre, sea blanco, negro o amarillo, arrancando definitivamente el “celofán del colonialismo”.

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