Las reformas estructurales ya aprobadas por Italia “podrían suponer un aumento del PIB de hasta un 4% en los próximos 10 años”. Por eso es fundamental “no sólo no dar marcha atrás en las medidas aprobadas, sino asegurar su continuidad en los próximos años”. Esta es la advertencia lanzada a nuestro país por el secretario general de la OCDE, Angel Gurria, en el editorial de un informe sobre las reformas italianas presentado hoy durante una conferencia con el Gobierno en Roma.
Gurria nos anima a "continuar por el camino trazado por estas reformas: permitiría obtener resultados aún mejores". Por tanto, hay que evitar "las tentaciones" de desmantelar las reformas estructurales ya puestas en marcha: la referencia en este caso es a la reforma laboral, en el punto de mira de la izquierda, y al Imu, que ya ha dicho Silvio Berlusconi que quiere abolir en caso de victoria en las próximas elecciones.
“También me gustaría subrayar la necesidad de ir hasta el final y mantener el ritmo de la agenda reformista en los próximos años. En los últimos dos años, Italia ha realizado un esfuerzo considerable para acelerar el ritmo de las reformas estructurales que debían implementarse hace algún tiempo –continuó Gurria-. Estas son reformas valientes, ambiciosas y de largo alcance”. Incluyen medidas que han llevado a la “mejora fundamental del marco fiscal en el mediano plazo, medidas en el mercado laboral, algunas liberalizaciones importantes y medidas de simplificación de la regulación del mercado de bienes, así como el proyecto de ley anticorrupción que está actualmente en examen por el Parlamento. Estas reformas eran tanto más necesarias en vista del impacto de la crisis financiera en Italia en una situación caracterizada por una tendencia de crecimiento ya en proceso de desaceleración, competitividad en declive y elevada deuda pública”.
