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Guido da Verona: el D'Annunzio de la pequeña burguesía

Los best-sellers no nacieron así, sino que tienen una tradición muy larga a sus espaldas que se prolonga ya por más de un siglo. El historiador cultural Michele Giocondi ha decidido dedicar una serie de retratos a los autores de estos libros. El primero de ellos es el dedicado a Guido da Verona

Guido da Verona: el D'Annunzio de la pequeña burguesía

Los bestsellers no nacieron así, sino que tienen una tradición muy larga a sus espaldas que hunde sus raíces en los primeros años del siglo pasado. El historiador de la cultura Michele Giocondi ha decidido dedicar una serie de retratos a quienes escribieron estos libros "taquilleros". El primero de ellos está dedicado a Guido da Verona. Un autor, explica el historiador, "cuyos libros fueron literalmente arrebatados, que vendieron cientos de miles de ejemplares en una Italia que aún tenía casi el 30 por ciento de analfabetos, de una población de unos 40 millones de habitantes".

Pero, ¿quién era Guido da Verona, a qué debía su enorme popularidad y por qué se le apoda el D'Annunzio de la pequeña burguesía?

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Desde Verona había comenzado en 1904 con una novela, inmortalizamos la vida, que resultó ser un completo fracaso, tanto que el autor lo repudió, aunque más tarde, cuando se hizo famoso, se reimprimió extensamente. Su segundo intento salió en 1908, El amor que vuelve, publicado por Baldini y Castoldi después de mucha insistencia y con la contribución del autor a los gastos de publicación, como suele ocurrir a los principiantes. El libro fue un éxito instantáneo, con más de 200.000 copias vendidas en 1943.

En 1911 fue el turno de Ella que no debe ser amada, el otro gran superventas de Da Verona junto a Mimi Bluette, con más de 300.000 ejemplares hasta 1943. Fue la consagración oficial del escritor como el máximo intérprete de la imaginación italiana. Le siguieron otros títulos como La vida comienza mañana en 1913, La mujer que inventó el amor en 1915, El libro de mi sueño errante en 1919 e Desatar la trenza María Magdalena en 1920, con tiradas ligeramente más cortas, pero todavía en la cima absoluta del mercado.

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