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Grecia, los mercados bursátiles temen los riesgos de la consolidación de la deuda

La decisión del primer ministro Samaras de adelantar la elección del presidente de la república griega tiene como objetivo fortalecer al gobierno en las negociaciones con la troika europea. Pero si hay votación, la afirmación de la oposición con Tsipras podría revivir la idea de recortar en un tercio la deuda de Atenas. La fecha del 29 de diciembre es crucial

Grecia, los mercados bursátiles temen los riesgos de la consolidación de la deuda

el es un coco consolidación, parcial, de deuda griega para mantener las bolsas de valores en tensión. El partido que se juega en Atenas, y sobre todo entre Atenas y Bruselas, tiene precisamente un cruce crucial: la fecha del 29 de diciembre. Es precisamente en la víspera de Año Nuevo cuando el Parlamento de Atenas llegará a la tercera votación para la elección del Presidente de la República. Y si no se alcanza la mayoría cualificada de tres quintos (180 votos), habrá que proceder a las elecciones. Esto es lo que establece la ley griega.

El mecanismo puesto en marcha por el actual primer ministro Antonis Samaras, que ha querido adelantar dadas las infructuosas negociaciones llevadas a cabo hasta el momento con la troika (FMI, Comisión Europea y BCE), sí lo tiene claro: empezar la próxima semana las votaciones en el Parlamento para elegir al nuevo Presidente de la República (el de el cargo vence en marzo). El objetivo es poder contar con una sólida mayoría antes de iniciar el nuevo plan de recuperación que se acordará con Bruselas.

No es seguro, sin embargo, que la operación tenga éxito y es precisamente eso lo que temen los mercados. Si el nuevo presidente no es elegido para el Parlamento el 29 de diciembre, se allanaría el camino para que se celebren elecciones anticipadas entre finales de febrero y principios de marzo. Todas las encuestas marcan el camino Alexis Tsipras y su partido Syriza quienes, con razón, interpretan el sentimiento nacional de intolerancia hacia el duro régimen de austeridad impuesto por Europa. Además, a Syriza se le otorga el 27,5% y por lo tanto por debajo del 33,7% requerido para la mayoría absoluta. Por lo tanto, el líder de la oposición necesariamente tendría que encontrar aliados. Y no es casualidad que parezca haber suavizado sus posturas iniciales más intransigentes.

Sin embargo, Tsipras ha prometido y ha confirmado que quiere acabar con todas las políticas de austeridad: por un lado con un plan de estímulo a la economía de 11 millones de euros, por otro con la petición de una conferencia sobre la deuda con el objetivo de cancelar un tercio de la deuda pública griega que ha ascendido al 175% del PIB.

Ante esta perspectiva que pondría especialmente en aprietos a los bancos alemanes y que, en todo caso, suscitaría el fantasma de una tu préstamo estudiantil, como se acordó, con todos los riesgos y problemas asociados a ello, las Bolsas de Valores reaccionaron mal. Temen que la victoria de la izquierda griega anti-Bruselas pueda atraer adeptos, empezando por una España atravesada por los independentistas catalanes y la posible afirmación de ¡Podemos!, otro movimiento que aboga por una revisión de los acuerdos en el seno de la UE. Con inevitables repercusiones en el Compacto fiscal. Sin exagerar el catastrofismo, muchos pronostican que la volatilidad está llamada a durar al menos hasta fin de mes cuando se verá si la apuesta de Samaras ha tenido éxito o no. 

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