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Grecia, el enfrentamiento aún está lejos

por Francesco Saccomanni – La votación del Parlamento griego gana tiempo pero no responde a la única pregunta que aún no ha sido respondida: ¿cuál es el 'Plan A' de Europa?

El parlamento de Atenas ha dicho sí al paquete de austeridad de 28 millones de euros y al plan de privatización de 50 millones de euros. Por lo tanto, Grecia puede evitar el incumplimiento por al menos un par de meses más y el balón para las decisiones regresa a Bruselas y Frankfurt. La situación sigue siendo crítica e incierta. Quedan dudas sobre posibilidad (y la oportunidad) de privatizar las 'joyas de la familia', ingrediente clave en el plan de financiación aprobado hoy. Así como persisten las divisiones dentro de la clase dominante europea, entre no categórico cualquier tipo de reestructuración de la deuda griega e aperturas repentinas a la participación privada.

La verdad, que sabemos desde hace meses, es que Grecia es insolvente y la pregunta que queda sin respuesta es si Europa de alguna manera logrará evitar lo inevitable o si simplemente construirá una presa alrededor del contagio proveniente del probable default de Atenas.

Si nos limitamos a mirar la historia reciente, desde Lehman Brothers en adelante, observamos que ante el peligro de un efecto dominó catastrófico en el sistema financiero global, ha prevalecido un enfoque pragmático y coordinado, que si bien por un lado logró evitar una solución drástica a la crisis financiera (todavía está lejos un 'redde rationem' para los principales deudores del mundo), tuvo el coste de prolongar la desaceleración económica, recargar los presupuestos públicos con deuda privada y provocar un crecimiento anémico en Occidente que no es previsible aún el final.

¿Y se salvarán los griegos? La luz roja de las matemáticas destella contra ellos. Las altas tasas de interés y los déficits presupuestarios primarios (gastos menos ingresos) aumentan la relación deuda/PIB; la inflación y el crecimiento del PIB lo reducen. La deuda griega, este año en el 160% del PIB, está arrancando rápidamente en el 180%, en un contexto de recesión (por tercer año consecutivo) con tendencias deflacionistas, tipos de interés punitivos (4,2%) y con un presupuesto equilibrado que sigue siendo un espejismo, por no hablar de un superávit (se espera un -2,8% en 2011). Súmale el paro al 15%, destinado a subir con los nuevos recortes, y el consumo interno que en consecuencia languidecerá. Añádase la imposibilidad de devaluar la propia moneda, la ausencia de materias primas y de un aparato industrial sólido para relanzar con las exportaciones.

Si Europa y el FMI también logran estabilizar de alguna manera la deuda griega, esto sucederá en un nivel de aproximadamente entre el 180 y el 200% del PIB, del que ningún país ha regresado jamás en la historia. Para permanecer en el euro a toda costa y volver al 60% establecido por el tratado de Maastricht, se necesitará o bien un esfuerzo fiscal sobrehumano (un superávit primario de entre el 5 y el 10% del PIB durante 30 años) o bien un impulso de crecimiento impetuoso actualmente inexistente Un incumplimiento inmediato, por otro lado, conduciría a corralitos Argentina (en el mejor de los casos) oa Weimar (lo peor).

Entre ayer y hoy, 10 personas protestaron en la plaza Syntagma contra la maniobra del gobierno socialista. Quizás los contribuyentes europeos puedan salvarse de alguna manera. Pero esperemos que, en los próximos meses, aumente en las calles de Grecia el número de ciudadanos enojados y la desesperación de una clase media cada vez más empobrecida.

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