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Golf. Snedeker lidera a los británicos, seguido de Adam Scott y Tiger Woods

Molinari pasa el corte, fuera Mickelson, Clarke, García, Rose. Westwood camina hacia la cuerda floja

Brandt Snedeker, de Nashville, Tennessee, de 31 años, lidera el Open Championship con un espléndido -10, tras dos rondas perfectas (66 el jueves, 64 el viernes). Pero para presionar al estadounidense, número 29 del mundo, no faltan otros que el australiano Adam Scott (-9) y Tiger Woods (-6).

Francesco Molinari hizo dos buenas vueltas, -1 el primer día, +2 el segundo, para un total de +1 y pasó el corte sin pensarlo demasiado. Por otro lado, jugadores destacados regresan a casa el fin de semana, como el zurdo Phil Mickelson, el ganador británico del año pasado Darren Clarke. el español Sergio García, la inglesa Justine Rose. El favorito de la víspera, Lee Westwood, entra en el último tren y cierra los primeros 36 hoyos a +3 y una vez más no parece capaz de ganar un major.

Snedeker tuvo un juego extraordinario, mostrando un juego largo perfecto, pero también un putt sólido. El estadounidense podría ser un outsider más para un major, dado que los últimos grandes torneos, tras la crisis de Woods, siempre los han ganado jugadores diferentes. Pero, ¿podrá Snedeker soportar la tensión de los próximos 36 hoyos?

Listo para una gran victoria aparece Adam Scott que, desde que puso el "puttone" en la bolsa, el que el jugador le coloca en el pecho, parece un golfista novato. El australiano también ha dado un gran salto desde que se enfrentó al ex caddie de Tiger, el neozelandés Steve Williams. Entre Woods y su viejo amigo hubo mucha tensión el año pasado y Williams no perdonó al empresario que lo hizo rico, bromas de mal gusto. Sin embargo, es un gran caddie, sonriente, con carácter y capaz de confiar en el profesional con el que trabaja. Una confianza que Scott ha puesto a buen uso tanto en las calles como en los greens. El jugador de 18 años ya ha ganado XNUMX torneos, pero ningún major y esta vez está a un paso de su objetivo.

En la pole position también está Tiger Woods que mostró un juego difícil pero sólido. El gran campeón ciertamente está muy concentrado, aunque su remate, siempre cortado de izquierda a derecha, mantiene en vilo a su afición y resulta inexplicable para muchos. No entendemos por qué no se abandona a su juego natural, que le ha llevado a la cima del mundo. Antes del escándalo del semáforo en rojo, a menudo fallaba su drive, pero seguía ganando, con convicción y sentimiento. Hoy esa sensibilidad está embotada y su swing está muy construido.Su último golpe en el 18 del viernes fue sin embargo fantástico: Tiger se quedó a unos 150 metros de la varilla y falló el green, acabando en el bunker. Un grosero error, pero el campeón metió el balón desde la arena, estallando en un gesto liberador, propio de cuando era imbatible: un bonito birdie que le llevó a -6. En definitiva, Tiger va cargado como un resorte y en los últimos 36 hoyos veremos si esas ganas de ganar, que aún le revientan por dentro, dan sus frutos.

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