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Giro d'Italia, después de Pampeago está el Stelvio. Última prueba rosa para Hesjedal

GIRO D'ITALIA - Hoy la etapa de montaña que puede decidir el destino de la carrera que termina mañana con la contrarreloj en Milán - El canadiense Hesjedal, segundo en el Alpe detrás de Kreuziger, gana preciosos segundos sobre Rodríguez que sigue líder - Decepciones Basso superado en la clasificación por Scarponi.

Giro d'Italia, después de Pampeago está el Stelvio. Última prueba rosa para Hesjedal

Sella di Roa, Manghen, Lavazè y dos veces Pampeago. Cinco grandes premios de montaña, 198 kilómetros, 52 subidas, 5100 metros de desnivel por superar: para un Giro en busca de veredictos, la etapa de Pampeago de ayer fue el juez ideal para emitir uno de los más probatorios. Aquí Pantani, a finales de los 90, escribió páginas legendarias. Por las mismas carreteras, un auténtico muro sin curvas cerradas que nunca acaba, el Giro esperaba a Rodríguez y Basso, temiendo la contrarreloj del domingo, para dar una lección a Tyler Hesjedal. En cambio, en el Alpe fue el propio canadiense quien impartió uno a sus rivales más conocidos.

El Giro no ha terminado, hoy sigue el Stelvio tras el Mortirolo, pero el canadiense, con una potente prolongación sacando lo mejor de su repertorio exbiker, ha dicho a todos que es el más fuerte en una carrera que sigue fascinando por su la incertidumbre pero que desde luego no se alinea con campeones. El arrojo desafiante con el que cruzó la línea de meta precedido por sólo 19” de un orgulloso Roman Kreuziger -que buscaba rehabilitación tras la derrota en Cortina- dice mucho del excelente estado de forma del canadiense. En las últimas terribles rampas del Alpe Michele Scarponi había intentado resistirle pero el italiano también pagó el esfuerzo plantándose sobre los pedales, tan exhausto que también fue adelantado en meta por Joaquín Rodríguez, que a su vez había sacudido de Pozzovivo y sobre todo de Basso.

Y Basso es el auténtico perdedor de la jornada de ayer, que tras hacer trabajar como mulas a sus compañeros, nunca tuvo ganas de tirar un tiro ni de reaccionar a los de los demás. Nada definitivo, pero el cronómetro en el Alpe sonrió solo para Hesjedal (Kreuziger está fuera del juego de Cortina), anotando para todos los otros huecos más pesados ​​​​en la moral incluso antes en la clasificación. La cara de desánimo de Rodríguez al final: el español sigue con el maillot rosa pero su ventaja sobre Hesjedal se ha reducido de 30” a 17”. Scarponi, probado como siempre, perdió otros 16” del canadiense, aunque superó a Basso en el tercer lugar de la clasificación a 1'39” de Rodríguez. El líder de Liquigas, que no se da por vencido aunque admitió que la jornada fue mala, resbala a 1'45”.

Pampeago archivado, hoy existe el Stelvio y casi 6 mil metros de desnivel por escalar. Alguien podría pagar el duro trabajo de hoy. Que gane el mejor. Aunque Nereo Rocco, cuando escuchó esto, respondió con una sonrisa: "Sperem de no". Una broma del inolvidable "Paron" que, dada la arrogancia física de Hesjedal, también podría suscribir a Basso, Scarponi y Rodríguez, más bien okupas en el Alpe. El ciclismo de hoy simplemente escapa cada vez más a la lógica que lo regía en el pasado. Durante décadas no ha existido el campeón del pasado capaz de ganar de marzo a octubre, como lo fueron Coppi o Merck.

A día de hoy, sobre todo este año ante la ausencia de Contador, nos tenemos que conformar con campeones en sus respectivas especialidades (Cavendish en el sprint) o en las temporadas favoritas (Tom Boonen, por ejemplo, en las clásicas de primavera). Ciclismo segmentado, pero que siempre necesita confirmar una jerarquía de valores para retener fanáticos y entusiastas: por eso sorprende que un canadiense, residente en Maui en Hawai, que tiene poco o nada en su cuadro de honor a pesar de teniendo una edad no mayor a los 31 años, puede llegar al Giro de la nada y superar a corredores como Basso, que no será campeón, pero que tiene grandes victorias a sus espaldas como dos Giros de Italia. Cada vez son más los que sostienen que en un ciclismo más limpio, donde cada vez es más difícil recurrir a medicamentos prohibidos, se está produciendo un natural desnivel que premia y saca a relucir a los corredores, hasta ahora en la segunda división, que han confiado en solo con sus propios pies en lugar de ayudarse con aditivos ahora prohibidos.

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