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Giro de Italia: Domoulin, primer triunfo holandés

Al ganar la contrarreloj de Monza a Milán, Tom Domoulin gana el Giro de Italia por delante de Quintana y Nibali: es la primera vez en la historia que un holandés gana el maillot rosa final

Giro de Italia: Domoulin, primer triunfo holandés

En Corso Matteotti, entre Piazza San Babila y Piazza Meda, Nairo Quintana se quedó unos segundos con el maillot rosa. Pero en la meta de Piazza Duomo aún quedaban unos cientos de metros y dos curvas cerradas para romper la velocidad: cuando cruzó la línea de meta su maillot rosa ya había pasado sobre los hombros de Tom Dumoulin, el primer holandés en ganar el Giro. con 31" de ventaja sobre el escalador andino. La ventaja de 53” con la que había salido del circuito de Monza no le bastaba, como era de esperar. 

Como Joaquim Rodríguez burlado por Ryder Hesiedal en 2012, como Laurent Fignon en 1984 superado en la Arena di Verona por Francesco Moser, la contrarreloj final fue fatal para Quintana que perdió por apenas 31" un Giro corrido más por agrimensor que por Condor, el La culpa -reveló el líder de Movistar una vez finalizada la contrarreloj- se debió también a una fiebre aburrida que le pegó justo en las etapas de montaña. Nibali también buscó el milagro dando lo mejor de sí pero batir a Dumoulin, al que también ayudaban las largas rectas de la etapa, era imposible.

Lo Squalo salvó el podio, su quinto en el Giro entre victorias (2) y posiciones (3). Cuentas en mano, en las dos etapas contrarreloj Dumoulin ganó mucho más de lo que Quintana (pero también Nibali y Pinot) consiguieron infligirle en la gran montaña. El primero de los cuales, Etna, fue completamente desperdiciado por los escaladores quizás pensando en las muchas asperezas que vendrían después. Pero cuando en Oropa Dumoulin alcanzó y luego se alejó de Quintana y Nibali, empezamos a entender que Dumoulin sería un cliente difícil de deshacer, a pesar de tener una semana en los Alpes y Dolomitas por delante.

Fue necesario un vergonzoso dolor de estómago en el ascenso suizo al Stelvio para retrasar al holandés con el maillot rosa, de lo contrario, incluso la etapa más dura del Giro habría terminado con Dumoulin pisándole los talones a Nibali y Quintana. El Cóndor hizo la única nota alta en el Blockhaus pero en esa etapa Dumoulin, llegando con Pinot a solo 24” del colombiano, había enviado una primera señal contundente. Con la posterior contrarreloj apabullante de Montefalco, la mariposa de Maastricht lanzaba su candidatura a ganar el Giro.

Y la otra noche en Asiago, con la montaña completada, el holandés no hizo ningún drama cuando por un puñado de segundos incluso fue expulsado de la zona del podio, resbalándose hasta la cuarta plaza. Entre Piancavallo, Monte Grappa y Foza Dumoulin ciertamente había sufrido pero sus rivales, también cansados, ni Nibali abajo, ni Pinot y Quintana arriba, habían podido darle el golpe kappao. El hueco de Dumoulin se había quedado tan pequeño como para que todo el mundo dijera que el Giro ya era suyo, aunque Quintana y Nibali, más que Pinot, lo dieron todo en la contrarreloj para intentar derribar los pronósticos.

Quintana no ha hecho ningún drama, ahora piensa en el Tour donde tendrá que enfrentarse a Froome que apunta al póquer. Nibali no irá a Francia, quizás apunte a la Vuelta. Para que conste, completar el éxito holandés en la carrera rosa fue también el menos conocido Jos Van Emden, quien se llevó la satisfacción de ganar la contrarreloj por delante de nada menos que Dumoulin, el ganador del Giro número 15, por 100 segundos.

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